Este martes volvió a encenderse la polémica en Tribunales por el caso del doble homicidio vial ocurrido en enero en Pocito. En una audiencia cargada de tensión, el conductor acusado, Eleazar Flores Condorí, intentó —una vez más— esquivar la prisión efectiva. Y para lograrlo, su defensa y hasta la fiscal de Impugnación Marcela Torres fueron por todo: pidieron recusar a la jueza Verónica Chicón, quien tuvo la osadía de decir lo obvio… que por la muerte de dos personas no corresponde una pena domiciliaria.
El hecho no admite eufemismos: el 15 de enero, Flores Condorí iba al volante cuando provocó un brutal choque en Ruta 40 que mató a su propia madre, Carolina Sastre, y a Angélica Mundocorre. Pese a eso, el 29 de abril se sentaron a la mesa su entonces defensora, Filomena Noriega, y el fiscal Sebastián Gómez (que reemplazaba a Adolfo Aciar) para ofrecer un pacto judicial: 3 años de prisión domiciliaria. El argumento: el acusado es papá, pobre, boliviano y viudo de madre. Insólitamente, eso pretendía justificar semejante beneficio.
La querella reaccionó con firmeza y la jueza Chicón —con sentido común— rechazó el acuerdo, señalando que dos muertes no se negocian con tobillera electrónica y televisión en casa. Decidió que el caso debía ir a juicio común, con la posibilidad concreta de que Flores Condorí termine en una celda del Servicio Penitenciario, como corresponde.
Pero lejos de acatar, el acusado cambió de abogado (ahora es Alejandro Castán) y redobló la presión para salvar el juicio abreviado. Con el apoyo de la fiscal Torres, ahora acusan a la jueza Chicón de haber actuado de forma “improcedente”. En resumen: como no les gustó el fallo, quieren voltear a la jueza. El clásico.
Por el otro lado, la querella —representada por Sandra Leveque— fue la única parte que sostuvo el valor jurídico y moral de la decisión judicial. Defendió a Chicón y dijo que el rechazo al acuerdo fue “ajustado a derecho y a la dignidad de las víctimas”.
El juez Eduardo Raed debe resolver en los próximos días si la recusación se acepta. Si prospera, habrá nuevo juez y se reabrirá la puerta al acuerdo. Si no, Flores Condorí deberá enfrentar un juicio donde podría recibir la pena que corresponde a quien mata a dos personas al volante.
Mientras tanto, las familias lloran a sus muertas y miran con estupor cómo el sistema judicial parece más preocupado por el confort del acusado que por la memoria de las víctimas.