Eliazar Flores Condori, el conductor de la Toyota Hilux involucrada en el trágico accidente que cobró la vida de Carolina Sastre, declaró que el incidente fue provocado por el reventón de una cubierta, afirmando que no tuvo forma de evitarlo. Sin embargo, este argumento no lo exime de su responsabilidad penal. La Justicia ha decidido imputarlo por homicidio culposo y lesiones graves, mientras que se le ha dictado prisión preventiva por un plazo de 4 meses para garantizar el avance de la investigación.
Este hecho, que ha teñido de luto a una familia y conmocionado a la sociedad, plantea interrogantes ineludibles sobre la negligencia al volante y las condiciones de mantenimiento de los vehículos en las rutas. El peso de la tragedia recae, una vez más, en la frágil línea que separa lo evitable de lo inevitable. Mientras las pericias avanzan para confirmar o desmentir la versión de Flores Condori, el dolor de la pérdida se convierte en un recordatorio de la gravedad de cada decisión que se toma al volante.
Aquí no hay lugar para excusas. Una vida se apagó, y la Justicia deberá determinar si ese desenlace fatal pudo haberse evitado.