¡Atención valientes del paladar! Vuelve el campeón indiscutido de las comidas con identidad y olor a olla vieja: el glorioso mondongo a la criolla.
Es el plato de moda en los bodegones más caros de la ciudad, que huele a abuela, a invierno y a decisiones de vida cuestionables, pero que igual comes hasta repetir porque “así se come en esta casa y punto”.
¿Qué es el mondongo?
El mondongo es, básicamente, el estómago de la vaca. Sí, leíste bien: la panza. Lo que en otros países directamente tiran, nosotros lo transformamos en una obra de arte culinaria. Porque en Argentina no tiramos nada… salvo gobiernos, pero esa es otra receta.
Es el plato que preparaban las abuelas cuando el presupuesto daba para poco pero el hambre era nivel Éxodo Jujeño. Es humilde, como el primo que todavía vive con los viejos a los 40, pero tiene carácter, sabor y una textura que ni la gelatina más comprometida se animó a tener.
El ritual criollo
El mondongo no se cocina: se domestica. Hay que hervirlo, hablarle, convencerlo. Porque si lo haces mal, el olorcito a establo te queda en la cocina hasta el próximo gobierno peronista. Pero si lo haces bien, es un poema… un poema medio escatológico, pero poema al fin.
Va con cebolla, pimientos, tomates y un arsenal de condimentos que podrían usarse para disimular un crimen. El secreto está en el fuego lento: como el rencor de tu suegra o la inflación.
Un guiso con mística (y coraje)
¿Quién fue el primer argentino que dijo «¿Y si nos mandamos la panza de la vaca con unos morrones y le metemos comino a lo loco?» Nadie lo sabe. Pero gracias a esa persona, hoy podemos disfrutar este plato que une generaciones, estómagos y flatulencias familiares.
Lo podés acompañar con arroz, puré, pan o directamente con una siesta profunda. Porque después de un plato de mondongo, no se hace más nada. Ni ejercicio, ni trámites, ni sexo: solo sobrevivir.
Ingredientes (y valor)
- 1 kg de mondongo limpio (o lo más limpio que se pueda)
- 2 cebollas que te hagan llorar más que una factura de luz
- 2 pimientos que no sepan si son para ensalada o para el caos
- 2 tomates que den batalla
- Pimentón y comino en cantidades que se midan con el corazón
- Sal, pimienta y ganas
- Aceite de oliva (o del que haya)
- Agua: mucha. Para hervir el mondongo, lavar la olla, llorar después.
Conclusión: El mondongo a la criolla no es sólo comida, es una declaración de principios. Si te animás, te premiás. Si no… bueno, hay fideos. Pero el que prueba mondongo y lo disfruta, sabe que ya cruzó un umbral argentino del que no se vuelve.