“¡Muerte al socialismo!”, gritó Javier Milei en Madrid, mientras sonaba “Yo soy el león” y él entraba como si fuera Freddie Mercury después de un Red Bull. Fue en el Madrid Economic Forum, un evento privado donde la entrada costaba entre 150 y 7.500 euros —dependiendo de si querías ver al Presidente desde la platea o desde la estratosfera.
El foro fue auspiciado por una empresa cripto, de esas que te prometen libertad financiera y te dejan en libertad condicional. Y como buen libertario, Milei aprovechó para tirar una serie de bombas verbales, números místicos y una batería de “planes” por si lo reeligieran (¿te suena el sketch de “Si yo fuera presidente”? Bueno, versión hardcore y con motosierra).
Entre aplausos, vítores y un público que parecía más en un recital de La Renga que en un foro económico, Milei agradeció el tiempo para “recuperar aire” mientras los presentes coreaban “Pedro Sánchez hijo de p***”. Él, por supuesto, devolvió el gesto con una sonrisa cómplice y una cuota de oxígeno para seguir arengando.
Volvió al Palacio Vistalegre, el mismo lugar donde ya había estado un año antes, abrazado al brazo viril de Vox, el partido que cree que Franco se fue demasiado pronto y que la calefacción debe ser con leña de marxista.
Allí, como quien no quiere la cosa, volvió a recordar que la esposa de Pedro Sánchez está “investigada por corrupción”. Sutil como una patada en el paladar. La vez pasada, eso nos costó una embajadora y una crisis diplomática, pero eh… detalles.
El evangelio según San Javier
En su homilía económica, Milei lanzó frases que ya son parte del Antiguo Testamento libertario:
“El ajuste lo hace el parásito, el Estado”.
“No tenemos déficit fiscal. Somos Suiza, pero con más inflación y menos chocolate”.
“No odiamos lo suficiente a los periodistas”.
Sí, lo dijo. En Madrid. Ante una multitud. Porque si vas a patear el tablero, mejor hacerlo en vivo y sin anestesia.
También anunció que la inflación va a ser historia. No como esa materia del secundario que todos odian, sino que directamente no va a existir más. Es decir, nos adelantó que va a matar la inflación, el socialismo, los impuestos y, si lo dejamos, también el IVA del pan lactal.
Proyecto 2031: Argentina, la nueva Suiza libertaria
Javier también prometió reformas tributarias que harían temblar a cualquier contador con corazón. Habló de una “competencia fiscal entre provincias”, que suena como una guerra de hambre pero con planillas.
Aseguró que si sigue gobernando hasta 2031, los argentinos recibirán de vuelta 500 mil millones de dólares. No explicó de dónde saldrán (quizás de los bolsillos del dragón Smaug), pero qué importa: la épica libertaria no necesita planillas.
Cerró la jornada con el mismo entusiasmo con el que un predicador pide diezmos en un templo de Miami, mientras de fondo sonaba “Vamos por la gloria”, de La Berisso, porque si vas a prometer el paraíso, que al menos suene a cancha.