En Mendoza lanzan MagnolIA, una asistente virtual entrenada para vender vino, gestionar visitas y cerrar ventas en la IA durante las 24 horas. En San Juan, en cambio, algunos productores todavía discuten si vale la pena tener una página web. Mientras allá hablan de “conversión de leads” y enoturismo 2.0, acá muchos siguen esperando que Marcelo Orrego y Gustavo Fernandez les salve la cosecha o les acomode el precio del mosto.
La diferencia no está solo en los recursos, sino en la cabeza. En Mendoza piensan en términos de clientes, de experiencias personalizadas, de rentabilidad sostenida. En San Juan, un sector mayoritario de viñateros continúa atado a la lógica del subsidio, de la queja cíclica, del “no me dan los números” mientras usan la misma receta hace muchos, muchísimos años.
La presentación de MagnolIA en La Enoteca —con transmisión en vivo y pruebas gratuitas para bodegas— demuestra que la vitivinicultura no es solo terroir y tradición: también es estrategia, marketing y tecnología. Y en ese tablero, quien no se adapta, desaparece.
Lo dijo la propia gerente de Enfoque Comercial: “MagnolIA es una nueva integrante del equipo comercial de cada bodega mendocina”. Mientras tanto, en San Juan, muchos todavía creen que contratar un vendedor en redes es un gasto innecesario.
La vitivinicultura sanjuanina necesita con urgencia una sacudida conceptual. Ya no alcanza con apelar al relato de la historia grande del vino: hay que construir futuro. Y eso se hace con decisión, con formación y con tecnología, no con lamentos y subsidios.