Alfredo Barceló, un hombre de 84 años, lleva tres meses esperando que Medifé haga lo que está obligada a hacer: garantizarle la operación que evitará que le amputen una pierna. Tres meses de vueltas, excusas y un desprecio absoluto por la vida humana. Tres meses en los que esta prepaga, que cobra una cuota descomunal de $1.495.592,55 al mes, ha demostrado que su verdadero negocio no es la salud, sino la especulación y la desidia.
No solo ignoraron las súplicas de una familia desesperada, sino que también desobedecen una orden de la justicia federal que los obliga a cubrir los gastos de la intervención. ¿Cuál es su estrategia? ¿Estirar el tiempo hasta que Alfredo no sea más que un número menos en su lista de afiliados? Es indignante, repugnante y demuestra un nivel de insensibilidad que raya en lo criminal.
Medifé, ¿qué más necesitan? Alfredo pagó durante 30 años una cuota exorbitante para que, cuando llegara el momento en que realmente lo necesitara, ustedes cumplieran. Pero no lo hicieron. Hoy, su vida pende de un hilo, y ustedes están ocupados haciendo cálculos en lugar de salvarle la pierna.
¿Dónde está la ética? ¿Dónde está el compromiso con los mayores, quienes construyeron este país y merecen respeto? Porque lo que están haciendo no es solo una falta de atención: es un acto de violencia directa contra Alfredo y su familia.
Medifé no es una prepaga, es un verdugo. Porque jugar con la salud de una persona mayor, ignorar sus derechos y postergar una cirugía urgente es inhumano. Si así tratan a sus afiliados más fieles, ¿qué queda para los demás?
Basta de excusas, basta de negligencia. La salud no es un privilegio ni una opción. Alfredo Barceló merece vivir, y ustedes, Medifé, tienen sangre en sus manos cada día que pasan sin cumplir con lo que les corresponde.