Todo empezó cuando Milei agarró el celu, buscó a «Mauricio Corazón» en WhatsApp y le tiró un: “¿Nos juntamos o qué?”. Macri, que venía más desaparecido que Máximo Kirchner después del triunfo de Kicillof, respondió con entusiasmo: “¡Dale!”. Y ahí nomás se activó la cumbre del siglo. Macri, con su estilo CEO de barrio cerrado, le propuso al León libertario que no estaría mal ampliar la coalición de gobierno. Básicamente le dijo: “Mirá Javier, esto es como una banda de rock: vos sos el cantante, pero sin bajista y batero no hay gira”. La idea era traer a gente del “centro político” (que no se sabe bien qué es, pero suena a buffet gratis: todos quieren entrar).
El ex presidente había estado más callado que el mudo del Zorro, hasta que Bullrich y Guillermo Francos le mandaron señales estilo “Mauricio, volvé que esto se prende fuego”. Y como buen bombero jubilado, Macri apareció con el matafuegos y alguna que otra alianza posible. Mientras tanto, Milei juega al enigmático. Cuando le preguntaron si hablaba con Macri, respondió:
“No estamos hablando… pero tampoco no hablando”.
Traducido al español normal: “Me gusta, pero me hago la difícil”. Clásico.
🔮 Se vienen los abrazos (¿o no?)
Dicen los oráculos políticos que esta semana puede haber más movimientos. Cristina Kirchner y Axel Kicillof podrían juntarse (spoiler: llevarán empanadas), mientras Macri ve si logra convencer a Milei de que abrir el juego no es traición, sino estrategia. Como cuando sumás a tu ex al grupo de laburo porque sabe Excel.
🎬 Final abierto
Lo cierto es que la política argentina es como una telenovela sin libreto, donde los personajes se cruzan, se pelean, se bloquean y después se mandan un “¿nos juntamos a charlar?”.
¿Macri y Milei juntos para siempre?
¿Se viene la gran coalición o es solo otro café sin azúcar?
Próximo capítulo: «El regreso de los moderados: esta vez traen PowerPoint».