QUITO.- El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, un empresario de 37 años que sorprendió con el triunfo que lo llevó al gobierno, busca la reelección el domingo en un clima adverso que, sin embargo, lo mantiene posicionado para pelar en igualdad de condiciones con su rival de izquierda, Luisa González, delfín del exmandatario Rafael Correa.
El clima para este balotaje es adverso a Noboa en lo económico, con las inversiones que no llegan y la economía en un impasse; en lo social, por el recrudecimiento de la violencia del crimen organizado, y en lo político, por un resultado de primera vuelta más bajo de lo esperado.
Hasta el clima le juega en contra de manera literal, entre la sequía extraordinaria del año pasado que causó largos apagones, y las lluvias torrenciales de la actualidad, que destruyeron viviendas y dejaron decenas de muertos, temas de gran malestar e inquietud que pueden robarle votos.
Noboa llegó al poder en 2023 siendo casi un desconocido para el gran público, sobre todo en la arena política. Era más conocido como parte de las empresas de su familia, el emporio centrado en la millonaria industria bananera. Pero no solo se impuso contra políticos de carrera, sino que rápidamente se ganó el visto bueno de muchos que no lo habían votado y su aprobación se catapultó al 70%.
Esa cifra se fue derrumbando, progresivamente, aunque conserva suficiente caudal como para llegar al domingo con posibilidades de quedarse en el poder. Y si bien ya no está en la cumbre del entusiasmo ciudadano, la mitad del electorado le sigue reconociendo méritos.
Le reconoce sus esfuerzos, aunque no necesariamente exitosos, pero esfuerzos al fin, de relanzar la economía y combatir al crimen organizado. Y sobre todo lo ven como una barrera al correísmo, el movimiento del expresidente de izquierda populista Rafael Correa (2007-2017), que tiene a Luisa González de representante y abanderada.
“Noboa empezó bien y está complicado. Sí, así es. Se lo puede atribuir al desgaste del ejercicio del gobierno, especialmente en condiciones adversas como son las de Ecuador. Ese es un factor que se potencia por la inexperiencia del equipo de gobierno y por la baja capacidad política -para forjar alianzas, conquistar el voto blando, etcétera- del mismo presidente”, dijo a LA NACION el analista político Simón Pachano.
Cada votante ecuatoriano tiene su particular impresión de lo bueno y lo malo de Noboa, una impresión por cierto variada y cambiante, tanto que puede seguir cambiando incluso en estos últimos días previos a las elecciones, donde los cientos de miles aún indecisos serán determinantes en el conteo final.
“Es una persona muy inteligente, uno de los mejores presidentes que ha tenido el Ecuador. Para los jóvenes, por ejemplo, dio libre ingreso a la universidad y creó el proyecto ‘Jóvenes en acción’ que te daba trabajo por tres meses, por 400 dólares al mes. Yo estuve en ese programa”, dijo a LA NACION Fátima Flores, de 21 años, mientras esperaba a otra persona en una estación de subte.
Era la estación San Francisco, en el centro histórico de Quito, uno de los sitios mejor conservados de arquitectura colonial en América Latina. A solo dos cuadras de la estación, frente al Palacio de Carondelet, la sede del gobierno, estaba sucediendo de todo al mismo tiempo vinculado a las elecciones del domingo.
Sobre el centro de la plaza se desarrollaba un prolijo acto del alcalde de la ciudad, donde enumeraba los logros de su gestión, mientras en uno de los laterales se iban juntando seguidores de los dos candidatos, toda gente mayor, carteles en mano y cantos alusivos, que se gritaban a diez centímetros de la cara e incluso llegaron a las manos.
“Gracias a Dios con Noboa estamos muy bien, es un joven presidente, como si fuera mi hijo, un brillante joven presidente. Él está luchando por el Ecuador. Él nos está apoyando. ¿Qué joven antes ha hecho eso como él? Es un ejemplo para la juventud y para todo el país”, dijo a LA NACION una de las señoras involucradas en ese particular duelo de banderas, gritos y algún que otro golpe.
Al escuchar que el cronista con quien hablaba venía de la Argentina, otra manifestante se apresuró a decir lo suyo. “Felicitamos al presidente de la Argentina [Javier Milei], así estamos luchando en el Ecuador, porque queremos que nuestro presidente sea como el de la Argentina. Nosotros tenemos que vencer a los socialistas y despertar a los países de América Latina que no queremos el socialismo”, exclamó de un tirón, como quien le habla directo al país.
Un hombre que se presentó como José Luis Medina, comerciante, seguía la trifulca con gran interés, subido al respaldo de un banco de piedra y apoyado sobre una columna, de modo de tener buena perspectiva. “Verdaderamente no sé por quién votar, no lo tengo decidido. Estoy de espectador, estoy viendo la bronca acá”, comentó con una sonrisa.
Sebastián y su amigo Richard, dos jóvenes de 21 años que estaban sentados en otro lateral de la plaza, mirando las redes sociales o cambiando mensajes, tenían palabras parecidas a los manifestantes de las banderas y los gritos sobre el rol del presidente como dique al correísmo, que cuando fueron gobierno eran socios del chavismo.
“Ninguno de los dos candidatos me parece bueno, el debate del otro día fue una huevada, no dijeron nada coherente. Seguimos en duda nosotros, pero si tenemos que decidir vamos por Noboa. Porque si entra el correísmo de nuevo al poder esto va a terminar en una dictadura”, dijo Richard, mientras su amigo Sebastián asentía.
Y mientras la plaza ganaba temperatura, lejos, tan lejos como Estados Unidos, legisladores demócratas denunciaron a Noboa y exigieron al secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, que le llame la atención al aliado de Donald Trump.
Condenaron abusos de derechos humanos en la lucha contra el crimen organizado, y recordaron que Noboa señaló que alguien había metido la mano en la primera vuelta, donde según pensaba debió sacar un mejor resultado. Denunció “muchísimas irregularidades” y que en ciertas provincias “había cosas que no cuadraban”.
Por todo lo cual le pidieron a Rubio que “envíe un mensaje claro al gobierno de Ecuador y a otros líderes ecuatorianos enfatizando en la necesidad de que haya un proceso electoral libre, justo y transparente”.