Después de tantos insultos y descalificaciones, las milicias libertarias terminaron por rendir el sábado un homenaje público al periodismo profesional. No fue su intención, pero expresaron su reconocimiento a la profesión, que tanto odian, ante millones de personas en la plaza pública de las redes sociales.
El homenaje se les escapó en el medio de la campaña de información falsa que lanzaron el sábado por la noche para engañar a los usuarios de las redes y hacerles creer que Mauricio Macri había bajado la candidatura de Silvia Lospennato.
Para volver verosímil su fraude, los manipuladores crearon un artículo falso de LA NACION. Copiaron el estilo del diario e incluso trucaron la firma de un periodista verdadero de la redacción, Matías Moreno. Con el título “Mauricio Macri dio de baja la candidatura de Silvia Lospennato en CABA”, las cuentas libertarias reprodujeron la fake news en las redes.

Es decir, cuando los libertarios intentaron dar credibilidad a su información falsa trataron de simular que había partido del periodismo. Tenían que copiar un contenido que fuera creíble. Entonces reconocieron, sin quererlo, que en el oficio que practica Matías Moreno y cientos de sus colegas todavía reside la búsqueda de la verdad, el intento por transmitir información verdadera. Y debieron imitarlo, trucarlo, en su pretensión por darle autenticidad a su campaña.
Al final, después de tantos “burros con micrófono”, “mandriles”, “mentirosos” y “ensobrados”, los libertarios rindieron un homenaje tardío a la profesión. Se trató de una confesión involuntaria, pero iluminadora; un reconocimiento que se les escurrió en su intento por controlar una votación democrática. Un principio de revelación, en palabras presidenciales.
Por Damián Nabot