Señoras, señores y conspiranoicos de corazón: agárrense los cinturones, porque esto no es política… es circo internacional con cameo de espías rusos. Patricia Bullrich, denunció que los audios de Karina Milei no fueron filtraciones comunes… ¡fueron filtradas de la inteligencia rusa que está actuando en el país. Sí, como lo leen: Putin tendría un equipo especial de “hackers con mate” infiltrado en Buenos Aires al mando del Ruso Kicillof Bearenstein (los dos apellidos del compañero Axel).
La Justicia, fiel a su estilo de serie dramática barata, decretó que los audios son prohibidos, como si fueran spoilers de la final de “Game of Thrones”: no se pueden publicar en medios, redes, memes… ni siquiera en sus sueños más húmedos de política. Pero, obvio, todo el mundo ya los tenía en WhatsApp antes de que el juez acosador terminara de poner la firma con sello dorado y tinta invisible.
En estos audios, Karina Milei y Lule Menem lideran una red de coimas en Andis que haría sonrojar al mismísimo “El Padrino”: 800.000 USD por mes, contados uno por uno por Spagnuolo, que se convirtió en comentarista de reality show político. Hay tensión, traición y un drama familiar digno de culebrón mexicano. Mientras tanto, el Gobierno intenta tapar el escándalo con medidas de seguridad estilo bunker nuclear: celulares afuera, chupetes afuera, imaginación afuera… y si alguien quiere respirar, que lo haga con autorización firmada por tres notarios, un robot y un espía ruso disfrazado de pizzero.
Pero lo mejor es Bullrich, que jura cazar a los culpables como si fueran fantasmas: “¡Ni un espía se escapa, ni un audio se filtra!”, dice ella, mientras en la tele todos pensamos: “Sí, claro, y el próximo Mundial de pelotudos quien lo gana?
Conclusión: bienvenidos a la Argentina 2025, donde los thrillers políticos son más entretenidos que cualquier publicidad de político en campaña besando niños ¡y si son pobres y con mocos mejor!, los rusos invaden nuestros chats de WhatsApp y la corrupción viene con banda sonora dramática incluida. Y nosotros, mortales, solo podemos reír, y aplaudir este espectáculo de políticos, audios y espionaje internacional… todo en HD y con subtítulos incluidos, y en modo regatonero.