El soldado condecorado de las Fuerzas Especiales que se suicidó en una explosión de un Cybertruck el día de Año Nuevo le confió a una ex novia, antigua enfermera del ejército, que sufría un gran dolor y agotamiento que, de acuerdo con ella, eran síntomas clave de una lesión cerebral traumática.
El Boina Verde Matthew Livelsberger, de 37 años, recibió cinco veces la Estrella de Bronce, incluida una con una letra V por mostrar valor bajo fuego. Tenía un historial militar ejemplar, logrado en distintas partes del mundo, y un bebé nacido apenas el año pasado. Pero enfrentaba problemas con el desgaste mental y físico de su servicio, que le exigía matar y presenciar la muerte de sus compañeros.
Livelsberger soportó esa carga en privado, pero recientemente buscó tratamiento en el ejército para la depresión, según un funcionario estadounidense que habló bajo condición de anonimato para proporcionar detalles que no se han hecho públicos.
También encontró una confidente en la ex enfermera, con quien comenzó a salir en 2018.
Alicia Arritt, de 39 años, conoció a Livelsberger a través de una aplicación de citas mientras ambos estaban en Colorado Springs. Arritt trabajó en el Centro Médico Regional de Landstul en Alemania, la instalación médica militar más grande de Estados Unidos en Europa, donde se trataban inicialmente a muchos de los soldados con las peores lesiones de combate sufridas en Irak y Afganistán, antes de ser trasladados a Estados Unidos.
Allí vio y trató lesiones cerebrales traumáticas, o TBI por sus siglas en inglés, que los soldados sufrían por el fuego recibido y las bombas colocadas al borde de las carreteras. Tales lesiones son serias pero difíciles de diagnosticar, y pueden tener efectos persistentes que podrían tardar años en manifestarse.
“Vi muchas lesiones graves. Pero los cambios de personalidad pueden presentarse más tarde”, dijo Arritt.
En textos e imágenes que compartió con Arritt, Livelsberger reveló una parte de lo que enfrentaba.
Calaveras atravesadas por balas
“Solo algunas conmociones”, dijo en un texto sobre un despliegue en la provincia de Helmand, en Afganistán. Le envió una foto de un tatuaje gráfico que se hizo en el brazo, el cual mostraba dos calaveras atravesadas por balas para marcar las vidas que cobró en Afganistán. Habló sobre el agotamiento y el dolor, de no poder dormir y revivir la violencia de su despliegue.
“Mi vida ha sido un infierno personal durante el último año”, le dijo a Arritt en los primeros días de su relación, según mensajes de texto que ella proporcionó a la AP. “Es reconfortante que llegue una persona tan agradable”.
El viernes, policías de Las Vegas publicaron extractos de mensajes que Livelsberger dejó, los cuales muestran que su muerte fue intencional y que debía servir como una “llamada de atención”, pero también para “limpiar los demonios” que enfrentaba por perder compañeros y arrebatar vidas.
¿Violencia política?
El auto eléctrico de Tesla que estalló el miércoles frente al hotel Trump, en Las Vegas. Foto: EFE La muerte de Livelsberger frente al Hotel Trump usando un camión producido por la compañía Tesla de Elon Musk ha planteado preguntas sobre si este fue un acto de violencia política.
Las autoridades dijeron el viernes que, aparentemente, Livelsberger no albergaba ningún resentimiento hacia el presidente electo, Donald Trump, y Arritt dijo que ambos eran fanáticos de Tesla.
“Yo también tenía un Tesla que rescaté de un depósito de chatarra en 2019, y solíamos trabajar en él juntos, unirnos mediante él”, dijo Arritt.
La pareja dejó de hablar regularmente tras romper en 2021, y ella no había tenido noticias de él en más de dos años cuando él le envió un mensaje el 28 de diciembre, y nuevamente el 31 de diciembre. Los mensajes, llenos de optimismo, incluían un video de él conduciendo el Cybertruck y otro de sus faros bailarines; el vehículo puede sincronizar su iluminación con la música.
Pero también dijo que Livelsberger sentía las cosas “muy profundamente y podía verlo usando el simbolismo” del camión y del hotel.
“No era impulsivo”, dijo Arritt. “No lo veo haciendo esto de manera arrebatada, así que mi sospecha sería que probablemente lo planeó”.
Arritt se mantuvo en servicio activo desde 2003 hasta 2007, y estuvo en la Reserva del Ejército hasta 2011. Vio síntomas de TBI en Livelsberger ya en 2018.
“Pasaba por períodos de retraimiento, y luchaba con la depresión y la pérdida de memoria”, afirmó Arritt.
“No sé qué lo llevó a hacer esto, pero creo que el ejército no lo ayudó cuando lo necesitaba”.
Pero Livelsberger también era dulce y amable, recordó: “Tenía una reserva realmente profunda de fuerza interior y carácter, y simplemente tenía mucha integridad”.
Registros médicos y salud mental
La subsecretaria de prensa del Pentágono, Sabrina Singh, dijo el viernes a los periodistas que ha entregado todos los registros médicos de Livelsberger a las autoridades locales, y alentó a los soldados que enfrentan problemas de salud mental a que busquen atención a través de una de las redes de apoyo del ejército.
“Si necesitas ayuda, si sientes que necesitas buscar algún tipo de tratamiento de salud mental, o simplemente hablar con alguien, busca los servicios disponibles, ya sea en la base o fuera de ella”, dijo Singh.
Mientras salieron, cuando Livelsberger tenía dificultades, Arritt lo alentaba a buscar ayuda. Pero él no lo hacía, diciendo que podría costarle su capacidad para desplegarse si se le encontraba médicamente incompetente.
“Había un gran estigma en su unidad, eran, ya sabes, chicos grandes y fuertes de las Fuerzas Especiales, no se permitía ninguna debilidad, y la salud mental es una debilidad, así la veían”, dijo.
