No hace falta mucho más. Con poco, hay bastante. Apenas declararon ante la Justicia dos testigos en el «caso Fabiola». Suficientes para que la situación procesal del ex presidente Alberto Fernández, denunciado por su ex pareja Fabiola Yañez por violencia de genero, se encamine hacia el peor final para él. Un procesamiento. Todo puede ocurrir, pero cuando culminó la declaración bajo juramento de María Cantero, ex secretaria durante treinta años del imputado ex Jefe de Estado, la sensación de las autoridades judiciales y de la querella es que su testimonio fue lapidario.
Cantero admitió en los tribunales que los chats de Whatsapp que Yañez le envió durante el 2021, en los que pidió ayuda y le reveló que ex presidente la golpeaba eran reales. Que ella los recordaba. Cantero describió a la ex primera dama como una «víctima». «Ella me dijo después que los golpes eran periódicos», afirmó.
Los chats, ahora confirmados por su destinataria como verídicos, son la prueba más comprometedora contra Fernández, y expandieron su daño judicial. No son solo palabras escritas encontradas en un celular peritado por la Policía en otro expediente en el que se investiga también a Fernández, y a la propia Cantero, por haber cometido supuestos delitos de corrupción.
El intercambio de mensajes por celular entre Yañez y Cantero fue reconocido primero por la ex primera dama cuando amplió su declaración, antes solo limitada en un escrito, frente al fiscal Ramiro González.
En el expediente ahora consta la testimonial de la ex secretaria del Presidente que se sinceró en la Justicia. «Era un víctima», describió Cantero a Yañez ante el fiscal del caso; la querella al mando de la doctora Mariana Gallego, y también frente a la defensa del ex mandatario, Silvina Carreira. «Yo fui víctima de violencia de género cuando era joven«, también dijo Cantero, como dando a entender que comprendía la situación de Yañez.
La mujer que conoce todos los secretos profesionales y buena parte de la vida privada de Fernández rompió la ley de silencio y la complicidad con su ex jefe: sí, ella supo que Yañez le contó en secreto, a ella misma, que el ex presidente le pegó una piña en su ojo, que la agarraba tan fuerte y enojado de sus brazos que le dejó moretones, o que le habría pegado una patada en la panza cuando ella estaba embarazada.
En los chats confesionales de Yañez a Cantero, la ex primera dama le había enviado fotos de su rostro golpeado y con un ojo morado, además de relatarle otros padecimientos de lo que describió como una vida de calvario junto al ex jefe de Estado.
«Testimonio lapidario», describió -a los dichos de la testigo Cantero- una fuente judicial que trabaja en el expediente.
Clarín pudo saber que los primeros análisis de la Justicia tras la declaración de la ex secretaria de Fernández es que lo aportado de modo oral por la testigo es casi el «principio del fin del caso».
Demasiada prueba recolectada en pocos días de investigación.
Yañez había aportado ya algunos chats que comprometían a Fernández; igual que había adjuntó a la causa otros mensajes que sostienen su denuncia, como los que mantuvo con la ex ministra de la Mujer, Género y Diversidad del anterior Gobierno, Ayelén Mazzina.
Pero nada tiene, por ahora, mayor peso probatorio que el testimonio de la víctima y la declaración de Cantero.
«No le dije nada», habría respondido la ex secretaria cuando le preguntaron si ella habló en su momento del tema con su jefe Fernández.
Ocurre que en conversación via chat con Yañez, en el 2021, ella misma le había dicho a la ex primera dama que no le diría nada a su Jefe, «porque si le digo me mata a mi y a vos».
Cantero empezó su declaración de modo reacio, de acuerdo a las fuentes del caso consultadas por Clarín. Pasados los minutos, se sinceró. Declaró durante tres horas.
Antes que ella había aportado su testimonio la periodista Alicia Barrios, un amiga de Yañez que la visitó en Olivos: relató que la ex primera dama sufría «maltratos emocionales».
Después de Barrios atestiguó Cantero.
Los investigadores tenían esperanzas en su declaración, pero también reparos. Ella misma contó que conoce a Fernández hace treinta y cinco años.
Ese vínculo de lealtad se rompió. Fue cuando Fernández intentó despegarse de la causa por corrupción por el pago de comisiones a brokers que intervenían en los seguros contratados por organismos del Estado, diciendo que quizás Cantero (esposa de otro imputado en ese caso, el broker Martínez Sosa), se había «extralimitado»
Haciendo gestiones para su pareja. «Me rompió el corazón», se quejó Cantero por esos dichos de su ex jefe.
Este jueves fue ella la que rompió algo que atormentaba a Yañez, según describió en su primera declaración por escrito presentada ante la Justicia. Había dicho que, además de la violencia que se ejerció sobre ella, también víctima de lo que nombró como «La Ley del Silencio» dentro de Olivos. Ella no hablaba de golpes, nadie hablaba de lo que a ella le pasaba.
Cantero habló. Bajo juramento. En sede judicial. Para el futuro de Fernández, es lapidario.