¡Y el espectáculo continúa! Mientras el mundo está esperando que Argentina se convierta en una potencia mundial, en la Cancillería estamos viviendo una temporada épica de “Gran Hermano Internacional”. Todo empieza con Javier Milei, que, con su promesa de cortar la “casta”, terminó cortando a los que más le servían… ¡pero ojo, no se preocupen! Los K no se quedaron atrás, y ya están listos para hacer su gran regreso, ¡como los villanos más esperados de la historia!
Luis María Kreckler, el hombre que desafió a la jubilación como si fuera un superhéroe, regresó de entre los muertos (y de la jubilación dorada) como el nuevo viceministro económico. Pero no fue solo él. ¡No señor! Trajo su propio equipo kirchnerista, como si fuera el “dream team” de la política argentina, ¡y todos fueron recibidos con alfombra roja! Esto es como si Batman decidiera tomar vacaciones y, en su lugar, pusiera al Joker de jefe de policía. ¡Lo más! Kreckler, que estaba tan relajado como el abuelo en la siesta, ahora es el tipo al que todos llaman para arreglar los líos internacionales… ¡y a cambio de su sueldo en dólares, por supuesto! Porque claro, cuando eres un diplomático top, los dólares no se negocian, ¡se exigen!
El chisme de la Cancillería es el siguiente: Ana Tito, la diplomática feminista del grupo, aterriza como la nueva estrella. ¡Imagináte! Entre reuniones de derechos humanos y charlas sobre “el empoderamiento de las mujeres en la diplomacia”, esta mujer está dispuesta a cambiar el mundo… o al menos las políticas exteriores. Y ni hablar de los que llegaron con Kreckler, como si fueran el elenco de “Los Vengadores de la Diplomacia”, haciendo cosas tan épicas como convencer a un gobernador brasileño de que le ponga una medalla… ¡con el mismo estilo con el que convencen a tus amigos para ir al cine a ver una peli mala!
¿Y qué pasó con los diplomáticos del PRO? ¡Pues ahora son los «ex» villanos! Aquellos que peleaban contra el Kirchnerismo con más furia que los X-Men, hoy están acusados de ser feministas, globalistas y comunistas. ¡Un escándalo! No sé si lo sabías, pero en el nuevo universo Milei, los diplomáticos del PRO ahora luchan por su lugar en la «lista negra», algo así como ser el villano en una película de espías, pero con menos gadgets y más reuniones aburridas.
Mientras tanto, el canciller Werthein se ve atrapado en esta trama como si fuera un actor secundario en una película de acción, teniendo que lidiar con los desastres de los despidos, los egos y los dramas internos, mientras intenta reducir el tamaño de la Cancillería. ¡Y qué mejor manera de hacer eso que creando dos subsecretarías cuya función aún no entendemos! La “Subsecretaría de Culto y Civilización” y la “Subsecretaría de Derechos Humanos y Civilización”. En serio, ¿qué es esto? ¿Un ministerio o una agencia de viajes para el alma? ¡Deberían hacer una serie de Netflix!
¡Pero ojo! No todo es recorte. A pesar de que la Cancillería es como un bar de moda al que le están quitando las sillas, los exfuncionarios kirchneristas se están mudando a organismos internacionales como si estuvieran haciendo “check-in” en un hotel de lujo. Cecilia Nahón, que estuvo en Washington tanto tiempo que ya le dieron la ciudadanía estadounidense por error, sigue cobrando sueldos en dólares por no hacer absolutamente nada. Es como si fueras a una fiesta, te tomas una copa y, de repente, te nombran DJ. ¡Eso es poder!