La canasta básica alimentaria (CBA) y la canasta básica total (CBT) aumentaron en junio 1,1% y 1,6%, respectivamente. En el primer caso, se encareció por debajo de la inflación de igual mes (1,6%), mientras que en el segundo subió a la par de los precios.
Estos datos fueron publicados este lunes por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), de cuyo informe se desprende que ambas canastas también aumentaron menos que la inflación en el acumulado del año. En este sentido, frente a un IPC de 15,1% en el primer semestre, la CBA subió 12,6% y la CBT, 10,1%.
No solo eso. En la medición interanual, las dos canastas tuvieron variaciones que corrieron por debajo de los precios, ya que frente a un IPC de 39,4% en los últimos 12 meses, la CBA se incrementó 28,7% y la CBT, 29,2%.
La evolución de ambas canastas es mirada con atención por el Gobierno, puesto que la CBA se utiliza para establecer la línea de indigencia y, la CBT, para determinar el umbral de pobreza. Como en los últimos meses las dos han crecido por debajo de la inflación, es de esperar que tanto el número de indigentes como el de pobres disminuyan este año.
El economista Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), comentó: “En la medida en que la línea de pobreza [la canasta] se mantenga debajo del 2%, eso va a ser una buena noticia en términos de reducción del número de pobres, dado que el salario de los informales viene creciendo a una tasa de entre 5% y 7%”.
En tanto, Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina (UCA), afirmó que, sin dudas, sigue habiendo buenas noticias en los datos sobre la evolución de las canastas básicas. “Lo que muestra esto es que en el segundo trimestre hubo una desaceleración tanto de los costos alimentarios como de los precios generales”, señaló.
Según Salvia, esto redundará en una reducción de la pobreza en términos estadísticos y una mejora para administrar el presupuesto por parte de los hogares, pero aclaró que en términos reales esto no se expresará en una mayor capacidad de consumo corriente. “Hay que considerar que no hay suba del empleo y que las remuneraciones recién empezaron a recuperarse en el segundo trimestre”, analizó.
Además, según Salvia, hay que tener en cuenta que todavía el índice de precios con el que se están evaluando las canastas no está actualizado en cuanto al peso diferencial que tienen los servicios, sobre todo las tarifas públicas, como gas, luz, agua y transporte, entre otros. “Todos estos rubros vienen teniendo aumentos por encima de la canasta alimentaria”, observó.
En efecto, aunque las canastas se encarezcan por debajo de la inflación, la suma necesaria para no ser indigente o pobre sigue siendo difícil de alcanzar para los hogares. Según el Indec, una familia tipo (cuatro integrantes) necesitó en junio $1.128.398 para no caer en la pobreza y $506.008 para no ser considerada indigente.
Asimismo, en el caso de un individuo adulto, la suma necesaria para no caer por debajo de la línea de pobreza fue de $365.177, mientras que el monto requerido para no ser catalogado como indigente ascendió a $163.757.
La CBA se determina, según explica el propio Indec, tomando en cuenta los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para que un varón adulto de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra durante un mes esas necesidades (adulto equivalente). “A su vez, se seleccionaronlos alimentos y sus cantidades en función de los hábitos de consumo de la población a partir de la información provista por la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo)”, se especificó.
Por otra parte, para determinar la CBT se amplía la CBA considerando los bienes y servicios no alimentarios. “La estimación se obtiene mediante la aplicación del coeficiente de Engel (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos totales observados en la población de referencia”, se indicó en el informe oficial.