La abrupta baja en las tasas de interés que pagan las colocaciones en pesos a cortísimo plazo registrada ayer ya impactó en la rentabilidad que ofrecen los fondos comunes de inversión (FCI) de dinero o money market (en los que invierte —aunque no lo sepa— cualquier argentino que tenga una billetera digital) y en las tasas que los bancos ofrecen por plazos fijos a corto plazo (básicamente, a un mes).
El brusco reacomodamiento del mercado fue propiciado por el inminente fin de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI), un proceso que se cerrará el próximo jueves. En estos instrumentos de regulación monetaria —que sucedieron a las Letras del BCRA (Leliq) y antes a las Lebac— los bancos resguardaban sus excesos estructurales de caja, además de los fondos sobrantes tras cada jornada.
Como esos montos eran inmensos (consecuencia del desborde monetario en que incurrieron las administraciones pasadas para financiar sus recurrentes déficits y algo más), hasta hace una semana aún permanecían estacionados allí unos $16 billones. Es una cifra equivalente a casi la mitad de la Base Monetaria (que estaba en $32,7 billones, según el último dato al pasado viernes pasado) o al 72,5% de la cantidad de billetes y monedas en poder del público.
Parte del desarme al que se vieron obligados los bancos fue dirigido preventivamente, a comienzos de semana, hacia las Letras Capitalizables (Lecap) que ofreció el Tesoro en la última licitación de deuda en pesos. En esa colocación —que, gracias a esta sobredemanda inducida, captó tres veces lo que le vencía en el corto plazo— se repartieron $6,6 billones entre Lecap a uno, dos y tres meses.
Pero se calcula que ya unos $5 o $6 billones quedaron a la deriva, entre lo que no se recolocó en estos instrumentos (cuya liquidación final se hizo recién ayer, lo que explica el impacto en las tasas del que dio cuenta LA NACION) y los fondos que van venciendo de las LEFI, que se colocaban a entre uno y siete días.
Esto derrumbó un 41% las tasas de las cauciones a un día (cayeron del 20,6% al 12,01%, nivel que no se veía desde el comienzo de la pandemia y mantuvieron en la jornada), un 22% las tasas a una semana, y comprimió hasta 300 puntos básicos las tasas de las Lecap en el mercado secundario (tendencia que se profundizaba hoy).
Este hundimiento de rendimientos ya comenzó a impactar en las tasas que pagan los FCI money market, vehículos de colocación que justamente invierten en cauciones y letras del Tesoro en pesos a muy corto plazo. Esas tasas ya se comprimieron del 26% al 22/23% nominal anual en promedio.
Pero el ajuste también comenzó a derramar sobre los plazos fijos en pesos, por los que los bancos pagaban tasas de entre el 30% y el 32% nominal anual hasta hace unos días, y que ahora se ubican entre el 27% y el 29%.
“Bancos corridos de pagar plazo fijo mayorista y ‘remu’ de fondos en 15-16%. Money market y billeteras en pocos días van a rendir bien por debajo del 20%”, hizo notar Ariel Sbdar, de Cocos Capital.
Los analistas no dudan de que este fenómeno —del que sacará provecho el Gobierno al bajar el costo de renovación de su deuda en pesos (que venía subiendo en los últimos meses y abriendo una brecha inquietante con la tasa de inflación en baja)— ya alimenta, y alimentará en los próximos días, la tendencia alcista del dólar en la plaza local, que se mueve a contramano de lo que sucede en el resto del mundo.
Este empuje, aunque beneficioso para la golpeada competitividad argentina, podría ser riesgoso de mantenerse, ya que según algunos analistas y empresarios, si el billete se posiciona firmemente por encima de los $1300, fomentaría un traslado a precios, incluso con los actuales niveles muy moderados de consumo.
“El mercado se sacudió porque el BCRA dejó de renovar ayer las LEFI, una herramienta clave para cortar una de las principales fuentes de emisión monetaria el año pasado. Pero ahora, con la inflación ya estabilizada y en sendero descendente, el Gobierno optó por redirigir esos fondos hacia instrumentos que operan en el mercado secundario, permitiendo así que las tasas de interés pasen a ser completamente determinadas por el mercado. A partir del 17 de julio, el stock remanente de LEFI será canjeado por una canasta de Lecap de corto plazo”, describió hoy en su informe diario el economista Leonardo Chialva, de Delphos Investment.
“Este nuevo enfoque elimina el piso artificial para la tasa de interés y obliga a los bancos a recurrir a otras fuentes para financiarse y gestionar su liquidez, como bonos a tasa fija de corto plazo, tasas de caución y pases activos. La transición final hacia un régimen de tasas endógenas —prosigue— marca un cambio estructural en la política monetaria, que introduce volatilidad en el corto plazo, pero reducirá los costos de financiamiento e incentivará, en adelante, el desarrollo del mercado de deuda local”, confía.
Lo que está claro es que el mercado de los pesos está en una etapa de reacomodamiento que presiona fuerte a la baja, en principio, a las tasas pasivas de corto plazo (las que remuneran la inversión), pero debiera impactar hacia delante sobre las tasas activas, dato que debieran tener en cuenta quienes estén por tomar un crédito en pesos.