En el emocionante mundo de las elecciones legislativas (sí, tan emocionante como ver crecer el pasto), el gobernador Marcelo Orrego se paró frente a los periodistas para hablar de la candidatura de su hermano, Juan José. Y, como buen político, lo hizo con ese estilo de «no tengo prisa, pero sí tengo agenda».
«No hay apuro», dijo Marcelo, mientras probablemente pensaba en su lista de tareas: 1) Gobernar, 2) Decidir si su hermano será candidato, 3) Recordar si apagó la cafetera esta mañana. Aunque dejó caer que lo importante es trabajar duro y no enfocarse en las elecciones… pero, ojo, también soltó que sería bueno tener legisladores que «representen genuinamente los intereses de San Juan». O sea, básicamente dijo: «No es no, pero tampoco es sí». ¡Un maestro del misterio!
Sobre el proceso electoral, Marcelo no se mordió la lengua y le tiró un par de indirectas a la antigua Ley de Lemas, llamándola «desfasada y poco democrática». Vamos, la trató como si fuera un teléfono con cable en la era de los smartphones. En su lugar, propuso la boleta única de papel, que según él es más transparente, eficiente y barata. O sea, la boleta única es como el «2×1» de las elecciones: menos líos, menos fraudes y más dinero para gastar en… bueno, lo que sea que gasten los políticos.
Y como todo buen gobernante que se precie, Marcelo terminó su discurso con un llamado a la austeridad. «Hay que simplificar los procesos y no gastar en tonterías», dijo, mientras probablemente pensaba en cuánto cuesta imprimir esos folletos gigantes con la cara de los candidatos que terminan como sombreros improvisados en los mítines.
En resumen: Marcelo Orrego, entre gobernar y decidir el futuro político de su hermano, nos dejó claro que las elecciones son serias, pero también pueden ser un poco… bueno, un circo. ¡Y él parece estar manejando bien el trapecio!