¡El culebrón judicial entra en su recta final! El juicio contra Garder Salud, la empresa que supuestamente facturaba más fantasmas que la película de los 80, se pone picante: este lunes declararon ex empleados que, al principio, estaban más complicados que video casero porno en celular prestado, pero resultaron ser tan víctimas como el resto.
Mientras los alegatos se preparan para el jueves —y con una sentencia que podría llegar tan pronto como el viernes—, la querella está afilando los cuchillos: quiere ver a los dueños de la empresa tras las rejas por hacerle un agujero al Estado que no se tapa ni con curitas ni con auditorías maquilladas.
Fantasmas, firmas falsas y ex empleados hartos
Federico Javier Quintana (nutricionista) y Genoveva María García Menegazzo (también profesional de la salud) declararon que sus firmas habían sido falsificadas más descaradamente que libreta trucha de secundaria. Las pericias caligráficas confirmaron lo que decían: que no habían firmado nada y que alguien en Garder había hecho “copy-paste” con sus rúbricas. Así, se sacaron el lazo de encima y apuntaron directo a los verdaderos responsables de esta “ingeniería delictiva” que, la verdad, tiene más diseño que puente con tirantes en Vietnam.
Una trama digna de serie de Netflix
Ya en febrero, el fiscal Iván Grassi limpió el nombre de cinco profesionales de la salud (incluidos médicos y un enfermero), que habían sido acusados injustamente de formar parte de esta banda organizada que se habría llevado más plata que la quiniela clandestina
Y sí, la historia sigue: familiares de pacientes que supuestamente habían recibido atención de Garder (spoiler: no recibieron nada) contaron frente al juez Matías Parrón cómo sus seres queridos estaban más abandonados que parrilla en Cuaresma. Ni módulos alimentarios, ni prácticas médicas, ni una aspirina. Nothing, Cero, Niet!!
Escándalo, llanto y zoom judicial
El juicio, que tiene nombre de miniserie (“Garder: la estafa del siglo”), no escatimó en drama. María Florencia Molina de la Fuente rompió en llanto cuando dijo que su madre, Marilina De la Fuente, la había presionado para que dijera lo que convenía. Todo esto, mientras estaban a metros de distancia en la misma sala. Un verdadero episodio de la serie de Netflix «Mi vieja estafó al estado y ahora quiere que yo ponga la cara»
El juez Parrón, al ver que esto se parecía más a un capítulo de “Casados con Hijos” que a una audiencia judicial, decidió que la mamá viera el resto del juicio desde una sala contigua, por Zoom. Y para colmo, se supo que la «empresaria» intentó —supuestamente— sobornar a una testigo. Porque claro, si ya estás complicada, ¿por qué no complicarte más?
Prisión condicional o prisión efectiva: eso es lo que se viene
El fiscal pidió 3 años de prisión condicional para los peces gordos y 2 años en suspenso para una de las médicas. Pero la querella quiere que haya rejas, barrotes y visitas los domingos. Argumentan que el nivel de la estafa fue tan descarado que no da para que salgan caminando del tribunal a tomarse un cafecito como si nada.
Y mientras tanto, la justicia hace lo suyo: se prevé que el jueves los abogados se saquen chispas con los alegatos finales y que el viernes, si no pasa nada raro, se conozca la sentencia de este juicio que tuvo de todo: firmas truchas, auditorías que hicieron sonar las alarmas, amenazas familiares, Zoom, escándalos, periodistas discutidos y, sobre todo, una trama digna de “La Ley Y El Orden: Yarca Unit”.