Especial para diarioplural.com.ar por el Pbro. Dr. José Juan García
El presidente estadounidense, Joe Biden, conmutó antes de la Navidad
2024, las penas de muerte de 37 de los 40 presos federales condenados
a muerte, anticipándose al posible regreso de Donald Trump, que fue
testigo de un elevado número de ejecuciones durante su primer
mandato.
¿Influyó el papa Francisco? Todo indica que sí. Las palabras del Papa
fueron «acogidas con agrado», ya que indicó, en varias ocasiones,
acciones concretas que se emprenderán durante el Jubileo 2025 contra
la pena de muerte. Uno dirigido a los gobiernos, llamado a «eliminar
esta medida en todas las naciones». La otra es para todos, invitada a
rezar específicamente por los condenados a muerte en Estados Unidos,
«para que su pena sea conmutada, modificada». Llamándolos
«nuestros hermanos y hermanas», el Pontífice los instó a «pedir al
Señor la gracia de salvarlos de la muerte». Recordemos que Francisco
ha calificado la pena de muerte como insostenible, “inadmisible” en
los tiempos actuales, en orden a observar la inviolable dignidad de
cada persona. Aún quien delinque, no pierde dicha dignidad que no la
otorga un Estado ni la sociedad, sino el sólo hecho de ser persona
humana. Además, las posibilidades hoy de mantener al injusto agresor
alejado de la sociedad han aumentado significativamente, y el
eventual error judicial no se ha perdido del horizonte contemporáneo,
sobre todo en países de baja calidad institucional o de marcados
autoritarismos.
Cuando queda menos de un mes de su mandato, Biden ha atendido los
crecientes llamamientos de los opositores a la pena capital para
convertir las penas de muerte en cadenas perpetuas sin posibilidad de
libertad condicional, una medida que ahora se aplica a los 37 reclusos.
Sólo se excluyen tres criminales de alto perfil acusados de crímenes
de odio o terrorismo. «Estas conmutaciones son consistentes con la
moratoria que mi administración ha impuesto a las ejecuciones
federales, excepto en casos de terrorismo y asesinatos en masa
motivados por el odio», dijo Biden en un comunicado. «Estoy
conmutando las sentencias de 37 de las 40 personas condenadas a
muerte a nivel federal por cadenas perpetuas sin posibilidad de
libertad condicional», añadió. Los tres reclusos que permanecerán en
el corredor de la muerte son Dzhokhar Tsarnaev, responsable del
atentado con bomba del maratón de Boston de 2013; Dylann Roof, un
supremacista blanco que mató a nueve fieles afroamericanos en una
iglesia de Charleston, Carolina del Sur, en 2015; Robert Bowers, autor
del ataque de 2018 a la sinagoga Árbol de la Vida en Pittsburgh, en el
que murieron 11 personas. Entre los reclusos cuyas sentencias fueron
conmutadas se encuentran nueve condenados por asesinatos de otros
presos, cuatro por asesinatos cometidos durante atracos a bancos y
uno por el asesinato de un guardia de prisión.
“No se equivoquen: condeno a estos asesinos, lamento las víctimas de
sus actos despreciables y comparto el dolor de las familias que han
sufrido pérdidas irreparables”, dijo Biden. «Pero, guiado por mi
conciencia y mi experiencia, estoy más convencido que nunca de que
debemos abolir el uso de la pena de muerte a nivel federal», añadió.
Hubiese sido deseable que todos hubiesen sido conmutados, pero al
menos Biden ha dado aquí una muestra de humanidad y sensibilidad.
Debio haber conmutado a todos y luchado por sacar la pena de muerte en los 27 estados y la ley del aborto. Nadie mas que Dios puede disponer de nuestras vidas.