BUSRA AL-HARIR, Siria.- La aviación israelí bombardeó por segundo día consecutivo el martes la ciudad siria de Sweida, una localidad de mayoría drusa del sur del país, donde las tropas del gobierno central entraron para poner fin a enfrentamientos mortales entre comunidades.
El ministro de Defensa de Siria, Murhaf Abu Qasra, anunció en un comunicado un “alto el fuego total” poco después de la entrada de las fuerzas gubernamentales y agregó que tras un “acuerdo con los notables y dignatarios de la ciudad, responderemos solo a las fuentes de fuego y enfrentaremos cualquier ataque de grupos fuera de la ley”.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el ministro de Defensa, Israel Katz, dijeron en un comunicado conjunto que Israel había atacado para “evitar que el régimen sirio lastime” a los drusos “y para asegurar el desarme en el área adyacente a nuestras fronteras con Siria”.
Las fuerzas del gobierno sirio entraron en la ciudad por la mañana con el objetivo de restablecer la estabilidad, tras dos días de enfrentamientos entre combatientes drusos y beduinos que dejaron un centenar de muertos.
La violencia sectaria estalló tras una serie de secuestros y ataques de represalia entre miembros de tribus beduinas suníes locales y facciones armadas drusas en la provincia sureña de Sweida, considerada un bastión de la comunidad drusa.
El Ministerio del Interior sirio informó el lunes que más de 30 personas habían sido asesinadas, pero desde entonces no actualizó la cifra oficial.
Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Reino Unido, sostuvo el martes que 135 personas fueron asesinadas en 48 horas, incluidas dos mujeres y dos niños. Según la organización, 19 de esas muertes fueron “ejecuciones en el campo” perpetradas por fuerzas del gobierno, entre ellas la de 12 hombres que se encontraban en una casa de descanso en la ciudad de Sweida. El OSDH no especificó cuántas de las víctimas eran civiles.
Las tensiones venían gestándose desde los enfrentamientos interconfesionales de abril entre combatientes drusos y fuerzas de seguridad en zonas drusas cercanas a Damasco y en Sweida, que dejaron más de 100 muertos.
El recrudecimiento de la violencia pone de relieve los desafíos que enfrenta el presidente interino, Ahmed al-Sharaa, quien ha tenido dificultades para consolidar su control en la región próxima a la frontera con Israel desde el derrocamiento de Bashar al-Asad en diciembre.
La provincia de Sweida alberga la mayor comunidad drusa del país, una minoría esotérica descendiente del Islam que contaba con unos 700.000 miembros en Siria antes de la guerra civil, y que también está establecida en Líbano e Israel.
El gobierno israelí informó en un comunicado que había ordenado al Ejército “atacar inmediatamente a las fuerzas y armas del régimen que entraron en Sweida en el marco de la actividad contra los drusos, algo que contradice su política de desmilitarización, que prohíbe la entrada de armas y fuerzas en el área sur de Siria que pudieran suponer un peligro para Israel”.
“Israel está comprometido a evitar daños a los drusos en Siria debido a su profunda alianza de hermandad con los ciudadanos drusos en Israel y sus lazos familiares e históricos con los drusos en Siria. Estamos trabajando para evitar que el régimen sirio los dañe y garantizar la desmilitarización de la zona adyacente a nuestra frontera con Siria”, agregó el comunicado conjunto.
En Israel, la comunidad drusa es considerada una minoría leal al Estado, y muchos de sus miembros prestan servicio en las fuerzas armadas.
Desde la caída de Bashar al-Assad en diciembre, en una ofensiva liderada por grupos insurgentes islamistas suníes, el gobierno israelí ha adoptado una postura cada vez más agresiva hacia los nuevos líderes de Siria y sostiene que no tolerará la presencia de milicianos cerca de sus fronteras.
En ese contexto, las fuerzas israelíes ocuparon una zona de amortiguación patrullada por la ONU en territorio sirio a lo largo de la frontera con los Altos del Golán, y desde entonces han lanzado cientos de ataques aéreos contra instalaciones militares dentro de Siria.
En medio de la escalada de violencia, el ministro de Defensa sirio anunció el martes un cese de hostilidades. “A todas las unidades que operan en Sweida. Declaramos un acuerdo de alto el fuego total con los notables y dignatarios de la ciudad”, escribió en su cuenta de la red social X. Sin embargo, advirtió que las fuerzas gubernamentales responderían ante cualquier ataque y actuarían contra “grupos ilegales”.
Pese al anuncio, la situación sobre el terreno seguía siendo caótica. “Seguimos oyendo disparos. Uno de mis amigos del oeste de la ciudad me contó que unos desconocidos entraron en su casa, echaron a los miembros de su familia tras confiscarles los teléfonos móviles e incendiaron la vivienda”, relató de forma anónima un vecino del centro de Sweida.
Horas antes, líderes religiosos drusos habían exhortado a las facciones armadas enfrentadas con las fuerzas del gobierno a “cooperar con el Ministerio del Interior, no resistir su entrada y entregar las armas”. También pidieron “abrir un diálogo con el gobierno sirio para abordar las repercusiones de los eventos”.
La declaración fue celebrada por el comandante de Seguridad Interna en la Gobernación de Sweida, general de brigada Ahmad al-Dalati, quien instó a las autoridades religiosas y a los activistas sociales a adoptar “una postura nacional unificada que apoye las medidas del Ministerio del Interior para extender la autoridad del Estado y garantizar la seguridad en toda la provincia”.
Sin embargo, poco después, uno de los principales líderes espirituales drusos se desmarcó de la iniciativa. El jeque Hikmat Al-Hijri, conocido opositor al gobierno de Damasco, publicó un video en el que aseguró que la declaración anterior fue emitida tras un acuerdo con las autoridades centrales, pero que estas “rompieron la promesa y continuaron el bombardeo indiscriminado de civiles desarmados”.
“Estamos siendo sometidos a una guerra total de aniquilación”, denunció el jeque en su mensaje.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), además de testigos y grupos drusos, las fuerzas gubernamentales que intervinieron en Sweida habrían combatido junto a milicias beduinas contra las facciones drusas.
Algunos videos difundidos en redes sociales mostraron a combatientes armados con prisioneros drusos, a quienes golpeaban mientras lanzaban consignas ofensivas contra su religión.
El Ministerio de Defensa informó que 18 miembros de las fuerzas armadas murieron en los enfrentamientos.
Agencias AP, AFP, DPA y Reuters
 
															 
															 
															 
					 
							 
															
 
			
 
		 
		 
		