Instituto vive días de gloria mientras que Banfield no detiene su crisis. En los instantes finales de la primera y segunda etapa, Damián Puebla, que ya le había hecho dos goles al Taladro en la Copa de la Liga (2-0), certificó la victoria del equipo cordobés, tercero a tres puntos de Vélez. Hubo silbidos, insultos y desazón en el Florencio Sola y la continuidad del técnico Gustavo Munúa está en duda..
No es bueno el presente de Banfield. La gente lo sabe. Y la paciencia dura poco. Por eso, cerca de la media hora, empezaron los insultos primero para la dirigencia encabezada por Eduardo Spinosa y luego para los jugadores. Se escuchó fuerte “Ohh, que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Y, sobre el final del partido, los insultos se multiplicaron hacia la comisión directiva.
Hubo una cierta reacción del equipo que en ese tramo final de la primera etapa contó con dos situaciones claras. Primero, el gol anulado por el asistente y ratificado por el VAR al Kitu Díaz, y luego un cabezazo de Kitu Díaz que nadie pudo conectar en el área chica. El veterano volante de 38 años mostró toda su experiencia, tratando de ordenar, con su juego y su voz de mando, a sus compañeros.
Cuando las cosas no salen bien de un lado se paga del otro. En la última acción de los primeros 45 minutos, un centro pasado de Gregorio Rodríguez desde la izquierda fue bien conectado desde el otro lado, sin marca, por Damián Puebla para el primero de Instituto. También intervino el VAR por la posición de Ignacio Russo, quien intervino en la jugada, pero estaba habilitado. Al equipo cordobés, que tiene buen juego, le faltaba profundidad y la consiguió justo antes del fin de la primera etapa.
Mejoró su imagen el local en el segundo tiempo, en especial tras el ingreso de Juan Alvarez por el lesionado Ignacio Rodríguez. Además, Kitu Díaz logró generar más acciones colectivas, al ras del piso y no tantos centros que facilitaban la tarea de los centrales. Y sin embargo, tras centro corto y preciso de Díaz, Garate logró el empate con un estupendo cabezazo.
A ese buen momento de Banfield, Instituto también lo contrarrestó con los cambios finales. Mejoró mucho y volvió a desnudar los problemas defensivos de local Y en la última jugada, con otro centro cruzado, una mala cobertura de Nicolás Hernández y una falsa salida de Sanguinetti, Puebla selló la victoria.