WASHINGTON.- Once días después de la trágica colisión náutica en Miami Beach, en la que murieron tres niñas, entre ellas la argentina Mila Yankelevich, este viernes fue identificada mediante una demanda la empresa propietaria de la barcaza -propulsada por un remolcador- que impactó contra un velero frente a la isla Hibiscus.
Según publicó el diario Miami Herald, la barcaza y el remolcador estaban registrados a nombre de Waterfront Construction, que, según los registros comerciales del estado de Florida, es propiedad de Jorge Rivas, de quien no se reveló la nacionalidad.
La demanda, redactada por el abogado Judd Rosen, fue presentada en el Tribunal de Circuito de Miami-Dade en nombre de E.Z., una niña de 9 años que fue atendida por sus lesiones en el lugar del accidente, señaló el periódico.
Al ser contactado, Rivas señaló este viernes al Miami Herald que no quería hacer comentarios antes de hablar con su abogado. Mila Yankelevich, de 7 años y nieta de Cris Morena; la chilena Erin Victoria Ko Han, de 13, y Arielle Mazi Buchman, de 10 y con familiares argentinos, murieron después de que la barcaza impactara contra el velero, en el que además iban otras dos niñas y una instructora, de 19 años, del campamento de vela de verano del Miami Yacht Club, en la isla Watson.
Yankelevich y Ko fallecieron por ahogamiento minutos después del impacto, el 28 de julio pasado, mientras que Buchman murió el domingo pasado tras estar varios días internada en grave estado.
“Aunque tuvo la suerte de sobrevivir, E.Z. sufrió lesiones permanentes como consecuencia directa de este incidente, y esas lesiones la afectarán por el resto de su vida”, dice la demanda.
La familia de la afectada señaló al Miami Herald que presentaron la demanda porque les preocupaba la marcha de la investigación de la Guardia Costera, que tiene base en Miami Beach, muy cerca del lugar del accidente.
Luego de mantener una conversación con la agencia esta semana, Rosen y los padres de la niña advirtieron que creen que los investigadores están más interesados en recabar información que en llevar a cabo una investigación criminal.
El abogado indicó que le frustraba que la Guardia Costera no hubiera revelado la identidad del operador del remolcador. El Miami Herald señaló que no fue posible contactar de inmediato con voceros de la Guardia Costera para responder a las quejas de la familia sobre la investigación, centrada en qué embarcación tenía prioridad de paso en el lugar del accidente.
“Básicamente, solo están redactando un informe. No creo que estén aquí para cambiar nada, para encontrar culpables”, dijo la madre de la niña. “Es inaceptable. En Estados Unidos necesitamos leyes que protejan a nuestros hijos”, agregó.
Durante la semana, el oficial Eric Rodríguez, del equipo de Relaciones Públicas del Distrito Sudeste de la Guardia Costera, señaló a LA NACION que la agencia “está trabajando actualmente junto con la Junta de Seguridad en el Transporte [JST] de la Argentina, de conformidad con la parte II, capítulo 5, del Código de Accidentes de la Organización Marítima Internacional (OMI)”, a raíz de que una de las víctimas fatales es argentina.
“La JST prestará asistencia a la Guardia Costera de forma virtual y tendrá acceso a la investigación y proporcionará asistencia si fuera necesario”, añadió Rodríguez.
Tras el accidente, que conmovió a la Argentina y a la comunidad local del sur de Florida, el capitán Frank Florio, comandante del Sector Miami de la Guardia Costera, prometió que la agencia llevaría a cabo una investigación exhaustiva del incidente. “Les debemos respuestas y las vamos a encontrar”, dijo, al referirse a las familias de las víctimas.
En la demanda, Waterfront Construction, el Miami Yacht Club y la Fundación Juvenil de Vela del club son acusados de imprudencia, temeridad y negligencia durante los momentos previos al accidente, reveló el Miami Herald.
El documento afirma que el campamento —y la instructora, de quien no se reveló la identidad— conocían o deberían haber conocido el “riesgo irrazonable de lesiones y/o muerte” cuando llevaron a las niñas a una excursión en velero a la Bay Biscayne.
Rosen señaló que el capitán del remolcador manejaba la embarcación de forma imprudente y debería haber tenido un vigía en la proa de la barcaza, sabiendo que navegaba por aguas habitualmente concurridas por embarcaciones recreativas.
“Tuvieron la oportunidad de evitar este accidente, pero simplemente no prestaron atención. El sentido común indica que el capitán y la tripulación estaban distraídos. Fue una tragedia innecesaria y evitable“, agregó Rosen.
La niña identificada como E.Z. se recupera de los cortes y contusiones, pero sus padres dijeron que están preocupados por su salud mental tras la traumática experiencia.
“Gracias a Dios, físicamente está bien”, señaló su padre, que no quiso ser identificado. “Emocionalmente, todavía estamos tratando de entender cómo se encuentra. Nuestra familia está muy agradecida de que esté viva, pero nos duele lo que les ha pasado a los otros padres”, agregó.
El lunes pasado, los padres de Calena Areyan Gruber, una de las sobrevivientes que estaba a bordo del velero, y el abogado de la familia contaron cómo avanzaba la recuperación de la menor, de 7 años, tras haber recibido el alta médica del hospital en Miami.
Por la colisión, Gruber quedó atrapada bajo la barcaza y logró nadar para salvar su vida, según contó el abogado que representa a su familia, Justin B. Shapiro. “Fue una experiencia profundamente traumática. Es un milagro que esté viva”, señaló.