Apariciones. Foster Gillett. Grondona. FIFA Gate. Chiqui Tapia, Bilardo. Coimas. Herencia. Regalos. Arsenal. El día del secuestro. Sociedades Anónimas. Selección Sub 20. Clubes gerenciados. De todo eso y más habla Humberto Grondona, el primero de los hijos de Don Julio, en una entrevista con Clarín en la que revela, como si fuera una metralleta verbal, una interminable cadena de sucesos extraordinarios.
Humberto Grondona es Humbertito, aunque hace muchísimos años dejó de ser un niño. Evoca a su padre sin necesidad de que le pregunten. Lo hace tácitamente, habla de «papá» o «mi padre». Puede reconstruir una idea de hombre magnánimo o de uno poderoso, con los recursos de «Vito Corleone pero sin matar”. Julio Grondona murió hace 10 años y medio… Pero hace poco se le «apareció» en el departamento.
El fútbol de hoy está moldeado por la mano de Grondona. El campeonato de 30 equipos y algunos contratos son parte de la herencia y el legado. Bajo esa sombra, Humberto construyó su carrera con la pelota. Primero lo intentó como futbolista. Luego se consolidó como entrenador y director deportivo. “Nunca dirigente”, aclara mientras espera el café que le preparan en el buffet junto a la Redacción. Comienza el día con uno, y si estuviera en su casa se haría «uno de cápsula». A la noche tocan las pastillas para dormir, una costumbre que arrastra desde que comenzó como DT.
Dice de todo y más. «Si supiese usar un arma, solamente necesitaría 10 balas», dice sin importale el peso de la afirmación y dando por seguro que habla de una figura que ni siquiera tiene que ver con el deseo. Cuando termina la entrevista reconocerá que mencionó a seis de esos supuestos destinatarios, pero aclara que ya no le desea la muerte a nadie. Que la última vez que lo hizo, a la semana, falleció su padre.
“No quería que Argentina ganara el Sudamericano”
Su currículum como entrenador tiene como punto de partida Deportivo Mandiyú. Completa su derrotero en el fútbol argentino con Racing, Independiente y Godoy Cruz. Además hay que contar a Talleres, en dos oportunidades, y la misma cantidad de veces en Arsenal. Afuera, América Cochahuayco en Perú y Unión La Calera de Chile. A nivel selecciones, las Sub 17 y 20 de México y las mismas juveniles de Argentina, con títulos sudamericanos.
Hace un par de meses, si el equipo de Diego Placente ganaba el torneo que se jugó en Venezuela, el que dirigió Humbertito en 2015 hubiese dejado de ser el último campeón. Él reconoce sin problemas por qué festeja su vigencia: «No quería que ganara Argentina el título», dice.
-¿No tenés problema en decirlo?
-Me encanta ser el último campeón porque siempre va a estar: ‘El último campeón sudamericano Sub 20 argentino fue el equipo dirigido por Humbertito’. Queda feo decirlo, es horrible, pero sí, fui el último. Es lindo ser el último… ¡Hasta en las parejas es lindo ser el último! No quería que ganara Argentina el título. No, de verdad… La ‘17’ me liquidó: salieron campeones (en 2019). Me encanta ser el último campeón, porque si no, no te recuerda nadie. Los del ‘86 deben estar contentos con Qatar, pero dejaron de ser los últimos… Yo estoy convencido de que el 90 por ciento piensa como yo. Lo que pasa es que yo lo digo.
-¿Cómo considerás el presente del fútbol argentino?
-El fútbol argentino se mantiene por el título logrado. El problema es lo que viene, que ya era una lucha muy grande: Europa contra Sudamérica. Y mi padre en esa lucha ganaba siempre porque tenía (al entonces presidente de la FIFA, Joseph) Blatter de aliado y porque tenía a europeos amigos de él. En esto, no sé qué puede llegar a pasar con el tiempo. Creo que no tenemos a nadie. Ni aliados… porque fuimos perdiendo terreno.
-Entonces no sólo le pasa a la Argentina…
-La región entera. Esto es como que te saludan, pero no te quieren. Siento que se nos terminó. Y sin (Lionel) Messi, más se nos va a terminar la fuerza que podíamos llegar a tener en su momento con (Mario) Kempes, con (Diego) Maradona, con Messi, ¿no? Eso a mi padre lo ayudó mucho: con Kempes, Maradona y Messi posicionó a la Argentina dentro de las cuatro mejores del mundo. Hoy lo mantenemos. ¿Hasta cuándo? No lo sé. Hoy no veo presencia.
-Lo que entiendo que decís es que lo que estaría faltando, además de un nuevo Messi o un nuevo Maradona, es también otro Grondona.
– Y sí… A mí me nace la maldad, pero te lo voy a decir. Mi padre tenía un cargo: presidente de AFA. Pero tenía otro cargo: vicepresidente senior de FIFA. El presidente actual, (Claudio) Tapia, tiene un cargo: presidente de AFA. ¿Y cuál es el otro cargo?
– No. Se lo dieron hace poco. Basura, basura…
-Por eso soy malo. Y no hay manera: no está 24 por 24.
-¿No tenés diálogo con él?
-No, no… No me desagrada, pero desde que le cambió el nombre al predio… No me interesa. No quiero ni cruzarme, ni él tampoco a mí. No creo que esté contento conmigo. Yo no hablo mal de él, al contrario. Pero esa actitud, el cambio de nombre, no me gustó.
-Algunos dirigentes contaron que lo del cambio de nombre fue una iniciativa de Alejandro Domínguez contada a medias. Que creyeron que el predio se iba seguir llamando Julio Grondona y el complejo habitacional Lionel Messi…
-Sí, Domínguez es el peor de todos. Con esa carita que tiene, te la va a poner en cualquier momento.
-¿Por qué es el peor de todos?
-Porque es el peor de todos. Domínguez es un chico que aprendió de los otros.
-¿Quienes son los otros?
-Los anteriores. Pero aprendió mal, transa mal. No le encuentro la palabra. De torpe no tiene nada. Es ventajero. El padre era un señor. El hijo no. Bueno, a veces los hijos son peores que los padres.
-¿Lo decís con conocimiento de causa?
-¿En qué sos peor que tu padre?
-No, no, no, no…. Yo no. A veces los hijos son peores que los padres. A veces los padres son peores que los hijos.

«Me quedó pendiente decirle a papá que lo amaba»
-¿Cómo era la relación con tu papá?
-La relación la tuvimos de grandes porque me daba vergüenza contarle a mi padre mis cosas. Y de fútbol hablábamos poco. Hablábamos de otras cosas porque él hablaba siempre con los demás. No había tiempo. Y en el momento que había tiempo fue cuando muere mamá, entonces yo me acercaba al departamento de él y mirábamos la tele.
-Muy de grande estableciste un vínculo…
-Y… era como que había mucho respeto y temor. Respeto y temor. Sí, yo le tenía miedo. Yo no le podía contar mi vida, pero él tenía un interlocutor que le contaba toda mi vida. De lo que me arrepiento es de haberme portado siempre bien. Me hubiese gustado hacer más cosas.
-No. De trascender en otras cosas. Mirá que hice teatro también, pero cuando murió papá y mamá. Me porté muy bien para no ocasionarles problemas a mi padre y a mi madre. Fui bueno en eso… Tendría que haber sido más malo.
-¿Te quedó algo pendiente con tu padre?
-Decirle que lo amaba. Eso es lo que siempre les digo a los chicos cuando voy a dar charlas, que si tienen papá y mamá que les digan que los aman. Eso me quedó. Vos fijate: a veces veo películas donde los hijos despiden a los padres y yo no pude despedir a mi mamá ni a mi papá. Y eso me jode mucho. No fui al cementerio nunca. A mamá la vi casi muerta en la cama y con papá, cuando me entero, yo estaba en Mar del Plata, en la ruta. Me hubiese gustado verlo. Eso me arrepiento. Después, siempre te quedan cosas pendientes. Pero ahora voy cumpliendo poco a poco. Voy a tratar de hacer todo lo posible que pueda hacer. Faltan cositas, pero poco a poco las voy haciendo para que no me quede nada por hacer.

«Mi padre era como Vito Corleone pero sin matar»
Cuenta Humberto, que en su lapsus teatral -la temporada 2019 en Carlos Paz con la obra Polihumor-, en la interacción con el público, era la gente la que contestaba las preguntas de fútbol que le hacían los actores principales. Dice que cuando el humorista Juan Acosta le preguntaba si Don Julio hubiese permitido que el Superclásico se jugara en Madrid, la platea gritaba que no. «Era unánime», asegura.
-¿Y qué explicación le das a esa final?
-Eso o lo del gas pimienta (N. de la R: en otro Superclásico suspendido porque un hincha agredió a los jugadores de River) son cosas que nunca entendí, cosas que me dieron asco. Porque llevar al partido más importante de tu país, en la Copa más importante de un continente, a otro país, a otro continente… Eso es corrupción. Eso es una vergüenza… ¿Cómo es lo del (Mundial) 2030? Una vergüenza.
-¿Qué no lo organicen Uruguay y Argentina, la idea inicial?
-Eso ya estaba arreglado. Yo vi el papel en Brasil 2014: lo habían acordado (Joseph) Blatter, (el entonces presidente de Conmebol, Eugenio) Figueredo y mi padre. También Villar (Ángel María, ex presidente de la Real Federación de fútbol de España y vice en FIFA y UEFA en diferentes periodos): estaban todos de acuerdo. Teníamos un asado completo y ahora festejamos que nos dejan un chorizo, una molleja y una provoleta, y encima se agrega Paraguay, que no tiene nada que ver. ¡Y están contentos! Eso me da bronca. Están sucediendo cosas que me dan asco. O no sé si es la palabra asco… Que me dan ganas de dedicarme a otra cosa o no mirar, a no ir a la cancha, a dedicarme a no sé qué… No son normales las cosas que suceden.
-Esto que te estoy contando… Y el VAR…. Es un desastre. El gol doble de visitante, que era una mentira porque ningún visitante te atacaba. Los cinco cambios, otra vergüenza… Los descensos que se quitan, es otra vergüenza. Los ascensos que se ponen… O sea, parece que fuera todo una joda, pero nadie dice nada, hay un silencio… Deben cuidar a sus clubes.
-De la conducción actual. No es clara la conducción actual. En muchas cosas. Y yo te digo, mirá que las viví todas, pero esas cosas no. Ni por asombro podían llegar a pasar en suspender un descenso por promedio en el correr de un campeonato, ascender cinco equipos de la nada… Será una cuestión de conveniencia, de quedar bien con todo el mundo. Pero vos podés quedar bien de otra manera. Los que te acompañaron en su momento ya no te acompañan y hoy vos no los ves que te sigan acompañando, porque a veces deja de lado gente que te acompañó.
-¿Estás hablando de Tapia? ¿Decís que ya no lo acompaña su núcleo principal?
-O capaz que ha hecho todo lo posible para que no lo acompañe. Ha alejado gente que lo acompañó en su momento y ya no está. Hay gente que no lo dice, pero bueno, en cualquier momento puede llegar a saltar, ¿no? A veces estás convencido de un montón de cosas y de la mañana a la noche ¡pum! Una vez a un dirigente, no sé cómo llamarlo, un personaje siniestro de la Argentina, le pregunté: «¿Por qué querés tener plata cagando gente?». Y me dijo: «La plata te da poder». Y yo agarré y le dije: «Poder te da el de arriba, en un minuto te toca el timbre y te vas. Y te fuiste siendo un cagador toda tu vida». Se quedó pensando, pero siguió siendo lo mismo. No entienden eso. No entienden que vos no podés complicar a gente para ganar poder.
-¿Y el poder de Julio Grondona?
-Mi padre creó poder desde Sarandí hasta Suiza, pero el poder se lo dieron los clubes. Se lo daban los países, porque mi padre peleó por Sudamérica. Peleó por Argentina, para recuperar la Fragata Libertad; hizo lo de (Gabriela) Arias Uriburu (la madre que no podía ver a sus hijos); peleó para Uruguay, por lo de Luis Suárez (cuando le redujeron la pena por haber mordido a Giorgio Chiellini en el Mundial 2014). Ha hecho cosas no sólo por Argentina, sino por otros países. Y es lógico, tenía poder. Mi padre tenía acceso a todo, levantaba el teléfono y lograba empleo para alguien que lo necesitaba. Era como Don Vito Corleone, pero sin matar.

«Chiqui Tapia está con un pie afuera»
El poder y la comparación inevitable entre Grondona y Claudio Tapia se conjuga en la conversación en varias oportunidades. Asegura que a su padre los presidentes lo buscaban, a diferencia de Chiqui quien, según su perspectiva, es quien debe golpear la puerta en Casa Rosada.
-¿El poder también lo dan los gobiernos nacionales?
-Mi padre nunca fue al Gobierno y este sí fue, al revés. Este fue al Gobierno y la pifió y por eso está o puede llegar a estar, en algún momento, con un pie afuera. Los gobiernos te tienen que venir a buscar a vos. Una vez, un dirigente de fútbol le pidió la cabeza de mi padre a (Carlos) Menem. Y, sin embargo, a pesar de que era radical, terminó siendo íntimo amigo de Menem.
-¿Dijiste que Tapia tiene un pie afuera de la AFA?
-Y… hay que ver los acontecimientos. Hay que esperar. Yo los espero, lo estoy esperando. Espero los acontecimientos… Él estaba afuera, el tema es que no había a quién poner.
-Si no tenés diálogo con Tapia, ¿con quien hablás en AFA?
-Con (el tesorero Pablo) Toviggino. Es el cerebro, es muy inteligente Toviggino. Me llevo muy bien. Me llevo muy bien porque se portó bien conmigo. No me llevo bien con los que se portan mal.
-¿Por qué decís que se portó bien con vos?
-Me ayudó en un momento clave, que lo necesitaba, y estuvo correcto. Quizás es su política de ser correcto con todos. Por eso muy poca gente te habla mal de él. Después, si es solidario con la plata de él o con la de otros, no lo sé. O si hace acciones porque las siente o le conviene, no lo sé. Pero las hace. No le veo maldad. A veces, cuando se pone a discutir con gente que no tendría que que discutir ni pelear… Debe ser de calentón o no sé, pero me llevo bien. A él lo respeto.
-¿Y Boca y River? ¿A quién llaman cuando llaman a la AFA?
-Yo creo que también a Toviggino. Tapia es un gran director general de Selecciones. Es un gran director general, cómo era Bilardo: director general de Selecciones. Está para llevar la Copa por todas las provincias. Yo me río porque no lo puedo creer: es todo tan diferente, yo viví otra cosa, no viví todo este circo. Dicen que hay un cartel con los nombres de la Selección (campeona en Qatar) y arriba, grande, el nombre de él. Yo digo que es porque él fue el goleador del Mundial, no se dieron cuenta de que metió más goles que (Kylian) Mbappé. No es normal.
-Si Tapia «estaba afuera» y el tema era que «no había a quién poner» en su reemplazo… ¿Quién va a ser candidato cuando ya no pueda ser reelecto como presidente?
-Y… habría que hacer un o un estudio psicológico a todos los presidentes de los clubes.
-¿No ves a ninguno con esa pasta?
-No me dedico a esto… Pero hay algunos que no pueden pasar por la puerta. Fijate que hubo una elección de la Liga (Profesional de Fútbol) y era (el presidente de Vélez Sergio) Rapisarda por un lado y (el titular de Argentinos, Cristian) Malaspina por el otro lado. A Rapisarda lo echaron y Malaspina… Del día a la noche no existió esa elección. La Liga la hicieron tres o cuatro vivos que no están más. Ahí yo me río siempre, pero lo digo cariñosamente. Marcelo (Tinelli) no está más, (Daniel) Angelici no está más y (Rodolfo) D’Onofrio, creo que sigue con Zulemita (Menem) y lo digo muy sarcásticamente. Que bien, ¿no? Ojalá a la edad que tiene yo tuviese una pareja como Zulemita.

«En FIFA, si se pueden desviar fondos, se pueden comprar votos»
En AFA, los grondonistas de la primera hora repiten como un mantra una sentencia y una regla para transitar la vida, que eran recurrentemente mencionadas por Grondona. La primera: «No mentir, no fallar»; algo así como los fundamentos de la lealtad. La otra: «Paz, paciencia, pelotas». Esa enseñanza está enquistada en Humbertito, que asegura resistir cualquier archivo y tener «todo a la vista». Dice que no tienen nada para recriminarle. «Hay muy pocos en este país que resistimos el archivo», afirma.
-¿Por qué estás tan seguro de que resistís un archivo?
-Porque no tengo nada. La verdad es que no tengo nada. Quise tener y me encantaría, pero no tengo nada. Todo lo que tengo está a la vista y no fallé. No fallé. Siempre mi padre me decía que no tenía que fallar.
-Esa es una frase que se repite mucho entre los dirigentes de AFA…
-«No mentir, no fallar» y «paz, paciencia y pelotas». Se han dicho muchas cosas y muchas no son ciertas. Nosotros sufríamos. Sufríamos en la medida de que sabíamos de quien venía.
-¿Con qué situaciones sufrían?
-Con lo del FIFA Gate sufrí. Eso fue todo muy mediático. El error fue no darle (en 2022) el Mundial a Estados Unidos y mi padre se los advirtió.
-¿Entonces confirmás esa teoría?
-(El ex presidente de Estados Unidos, Bill) Clinton llevó una valija y el qatarí dos. Y dos valijas eran más que una. Fijate qué detalle: la Concacaf tiene 48 países (N. de la R: son 25) y Estados Unidos tuvo tres votos. Y si me preguntas qué país de la Concacaf votó a Estados Unidos, te digo que ninguno. A Estados Unidos lo votó Blatter, mi padre y Villar.
-Hablás de valijas, obviamente con dinero… ¿Naturalizás que el fútbol sea corrupto?
-Lo que pasa es que vi, me tocó…
-No. Como oficial de FIFA iba a los países de habla hispana y tomaba nota de las cosas que necesitaban y después se elevaba a Desarrollo y salían los fondos para una cancha sintética, ponele. Después ibas y por ahí no se veía la cancha… ¿Y dónde estaba la plata esa? En algún lado queda. Capaz que alguno se quiso hacer un quincho nuevo, qué sé yo. Pero eso te lleva a pensar que sí, como quizás en Sudamérica pasó también, que no llegaba a destino el dinero que la FIFA te daba, y entonces puede pasar en otras cosas también, como comprar un voto. Los votos en muchos casos se compraban. No es comprar la palabra es, no sé, un canje.
-¿Y tu papá no recibió «regalos»?
-¿Por qué estás tan seguro?
-Y, porque estoy seguro. Muuuy seguro. Porque averigüé, investigué. Mi padre le hizo ganar plata a mucha gente. Y si mi padre les pedía algo a cambio, era para Arsenal: un cartelito, una publicidad. Se mintió bastante. Y me está costando caro porque encargué una investigación. A mí me encantaría que mañana me dijeran: ‘Humberto, tomá, andá a tal lugar, esto es tuyo’.
-¿Es mentira que existe un dinero, una suma muy importante, que era de tu padre y que no heredaron?
-Me encantaría, ayudaría a mucha gente. Hasta el momento no.
-Pero si es plata no declarada, difícilmente su origen no sea otro que «un regalo».
-Lo que pasa es que había plata de lo que él generaba y con todo este barullo, la pisaron también.
-¿O se la quedaron otros?
-Se la quieren quedar otros. No es el dinero que dicen. Pero sabemos que puede estar. Hay mucha gente que la logró sacar, a través de intervenciones corruptas de canjes: «Tenés 60, quedate con 30».
-¿Es el dinero que Conmebol tiene contabilizado de recuperación de la corrupción?
-Qué suerte que lo dijiste vos. ¿Y lo otro a dónde va?
-Si vos me decís: «Recuperamos esos 40 y te doy 20» ¿Los otros 20 a dónde van? ¿A la Iglesia de Asunción? Te pregunto. A mí me pasó y se equivocaron. A mí me llamó y se equivocaron.
-A mí me llamó pensando que era todo lo mismo. Y no era todo lo mismo. Por eso me levanté y me fui. ¿Que querés limpiar el nombre de mi padre? ¿Cómo es esta historia? Con otros lo ha logrado.

Foto: AP Photo/Julio Cortez.
«El gerenciamiento es primo de la SAD»
En las últimas décadas, el debate en el fútbol argentino se centró en la apertura hacia las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). Es una iniciativa que promueve Mauricio Macri desde su rol como presidente de Boca a finales de los 90 y que continuó a lo largo de los años en otros roles. Un decreto de Javier Milei -luego trabado en la Justicia- la quiso imponer por la fuerza. Humberto Grondona trabajó en clubes con dueños privados, de masa societaria o híbridos: asociaciones civiles con gerenciamientos sin papeles.
-Como entrenador o manager, trabajaste en todos los sistemas… ¿Cuál es mejor?
-Todas tienen su virtud y todas tienen su defecto. En un gerenciamiento, que es la prima de la sociedad anónima, yo quería llevar un jugador más a pretemporada y me decían: «Pagátelo vos». Mi padre me dijo: «Pagátelo vos». En una Comisión Directiva buena, me decía: «Llevá 20, no 22». En una Comisión Directiva complicada, te decían: «Llevá 24, no lleves 20». A mí me ha tocado pagar hoteles para salir a jugar, poner mi tarjeta, con comisiones directivas. Y bajo gerenciamientos no me puedo quejar. Pero también yo dirigí en gerenciamiento y si te descuidas, te pelan, te dejan vacío el club. Eso es lo que está sucediendo ahora pero que no se dan cuenta. Acá el que no pierde es el representante, el club queda pelado.
-¿Arsenal está gerenciado?
-No. Pero hasta hace poco sí. Tres gerenciamientos tuvo y le fue mal. En uno estuve yo (como DT) y nos salvamos del descenso. El gerenciamiento es porque vos tenés una deuda y te ayudan con esa deuda. Pero te ponen toda su gente y la pagás vos. Y, por lo general, todos esos futbolistas que te ponen son malos. Y si sale alguno bueno, te lo venden y la plata se la queda el gerenciador. A Arsenal en su momento lo vaciaron y tuvo planteles pésimos.

-¿Por eso hoy está en la Pimera Nacional?
-Está en la B porque no ganaba nunca y porque no tenía un buen plantel. Y porque hace tres o cuatro años que deportivamente Arsenal está muy mal. No, no está bien manejado deportivamente. Institucionalmente está bien manejado. Vos te vas al descenso porque durante mucho tiempo estás mal deportivamente, mal manejado… Los equipos grandes que se fueron al descenso tres años tuvieron… No por un partido te vas a ir al descenso: tres años. Entonces, son tres años con mal manejo deportivo. Y si vos deportivamente te manejás mal, evidentemente te vas al descenso o te salva otro. Pero Arsenal estuvo mal manejado deportivamente. ¿Quién lo manejó? No lo sé.
-¿Y la situación de Estudiantes con Foster Gillett?
-La tiene que explicar bien (el presidente del club, Juan Sebastián) Verón. Si la explica bien, no es mala.
-Pero la plata no aparece…
-Apareció, algo apareció. Como en Rampla Junior, que apareció un poco. El hombre la tiene frenada, pero ya puso el dinero y le sacó un jugador a Boca. Al mejor jugador de Boca. Si hay una sociedad (anónima deportiva) así podés armar un gran equipo. Fijate Botafogo que trajo jugadores de Europa para salir campeón de la Libertadores. Trajo jugadores y les seguía pagando lo mismo que en Europa.
-O hacía, porque ahora…
-Pero salió campeón. Por eso tenés que tener un convenio, todo firmado. Es un gerenciamiento. El gerenciamiento es pariente de la Sociedad Anónima.
-¿Cuantos clubes están gerenciados en la Argentina?
-¿Y Barracas? ¿Qué es? Explicame cómo hace la cancha. Lo mismo Riestra. Arsenal, bueno, se conseguían los materiales de construcción, mi padre ponía esto, lo otro…. pero vos con 2.000 socios no podés hacer una cancha. ¿Cómo trae San Lorenzo a (Iker) Muniain cuando tiene 70 inhibiciones? ¿Quién pone la plata? Averiguan cuando les conviene.
-¿Cómo pensás que se hubiese llevado tu padre con el presidente Javier Milei?
-Mi viejo se llevaba bien con todos. ¿Por lo de las Sociedades Anónimas? No hubiera pasado nada, habría inventado algo. Más cintura que mi viejo no tenía nadie. Logró que Menem, que venía del peronismo, y él que venía de Alfonsín, terminaran siendo íntimos.
-Menem era más negociador…
-Este (Mieli) también… El problema es que habla mucho. El que habla pierde… ¡Se meten en cada lío! Mi papá hablaba poco, pero cuando te la tenía que poner, te la ponía. Con altura. Y cuando te tenía que ayudar, te ayudaba. Él siempre decía: «Al enemigo en el desierto, le doy una anchoa. Al amigo, le doy agua». Pero era bueno, era un buen hombre. Un gran hombre. Padre, ni hablar. Y eso que me tenía cortito. Pero, bueno, es todo tan distinto hoy. Algún día va a saltar.
-Todo tiene que saltar, en lo deportivo. Se van a enojar. Se van enojando de a poco. Pero a las sociedades anónimas o a lo que vos quieras, no las van a poder frenar. Porque el fútbol no se puede sostener.
-¿Vos decís que el camino termina con las SAD?
-Cuando este tipo (Foster Gillett) ponga la guita… porque encima, de manera encubierta, algunos dirigentes van a verlo, se interiorizan. Dicen una cosa para afuera y otra para adentro. Hay inquietudes en lograr eso. Hay que buscarle la forma. El presidente quiere manejar el fútbol y las sociedades anónimas son de 90 años… Esa es la duda, porque un presidente, como hablábamos, si va a Gillete y dice «quiero a Humberto de técnico en Estudiantes». Verón dice: «No, sigue (Eduardo) Domínguez» y Domínguez va para afuera porque el que manda en ese sentido es el que pone la plata. Hay que manejarlo: el porcentaje 51-49, no es que se van a llevar todo. El gerenciamiento es igual: pone la plata y te pone el técnico. Esa es la realidad. Y venden un jugador y no te dan el el 51 por ciento. Se lo llevan todo. En una sociedad anónima firmada te dan el 51 por ciento y en una sociedad anónima firmada vos podés retirar la plata que ponés. En un gerenciamiento, no.
-¿Preferís las SAD a un gerenciamiento?
-Si te digo la sociedad anónima estaría en contra de la opinión de mi padre. Pero los tiempos cambian. Y hoy te diría que sí. Una sociedad anónima bien construida y que yo pueda poner la plata y sacarla o recibir ganancias por eso. Si no es una sociedad anónima (y es un gerenciamiento) después ves el inventario y te acuestan porque dicen pusimos 40 y en realidad pusieron 20 y a nosotros (en Arsenal) nos costó con un jugador. Con (Juan) Brunetta tuvimos que darles el pase para sacar el gerenciamiento del club, que había sido nefasto. Lo triste es que cuando yo me fui, otra vez volvió esa gente. Entonces yo no puedo estar conforme con mi hermano (Julio -Julito-, entonces presidente de Arsenal y actual vice). Después apareció otro gerenciamiento que pelaron a otro club porque te pelan, te vacían, se te llevan todo. O fijate, en pleno campeonato, Arsenal peleando el descenso, le sacaron al goleador.
-¿Y cómo ves a tu sobrina Lara Grondona en el rol de presidenta?
-Me gusta, me gusta. Hay que apoyarla, eh. Tiene inquietud de joven. ¿Cómo no la voy a apoyar? Es mi sobrina, sería mala persona si no lo hiciera.
-Tal vez por su juventud, ¿le puede pesar el apellido Grondona?
-No, porque tiene el apoyo de nosotros. Lo único que tiene que hacer es lo institucional. Hay que ver si ella se mete en lo deportivo. Quiero creer, y me encantaría, que no se meta en lo deportivo porque en lo deportivo la podemos pasar mal. Entonces no quiero que tenga una mancha. No quiero que ella elija jugadores, técnicos o influya en ese aspecto. Que ella haga la parte social, que va muy bien, pero después lo otro no. Porque si se mete y va mal es un fracaso.
«Mi padre se presentó para decirme algo que no me dijo en vida»
La evocación a Don Julio sucede en la entrevista y según dice Humberto, a cada rato. «Todos los días, cada minuto. Y me lo hacen acordar todos los días, porque si bien en diez años nunca le hicieron un homenaje, le hacen todos los días un homenaje haciendo cagadas. Como dijo el General (Juan Domingo Perón): ‘Los que vinieron después me hicieron bueno'».
También aparece en el relato Carlos Bilardo, una pieza fundamental en la era Grondona y también para Humberto como DT: fue su ayudante en el Sevilla de Maradona y luego mientras el Doctor era coordinador de Selecciones, él fue uno de los DT de las juveniles. Y, obvio, cuenta una anécdota.
-Una vuelta, cuando recién había empezado, había unos empresarios que venden a un jugador y ponen la plata ahí en una mesa. El empresario se lleva una parte, el otro se lleva la otra y queda otra. Y esa parte se supone que era para (Carlos) Bilardo y para mí, porque él lo había convocado a la Selección y yo lo tenía como jugador. Me tiré de cabeza, era mucha guita, te juro. Tenía 30 años y en Racing no cobraba nunca. Y Bilardo me agarró de los pelos, me frena y me dice: «¿Qué hace? ¿Usted es técnico, empresario o representante?». Y lo miré y la tuvimos que dejar. Pero no me arrepiento.
-¿De haber querido aceptar la plata o de no haberlo hecho?
-No, no, no. Hice lo que me dijo el maestro. Por eso, Carlos es intachable.
-No, no. Tengo un mal pensamiento con eso. Tengo ganas, pero también tengo una corazonada que me impide ir. Tengo dos cosas pendientes: ver a mi padre en el cementerio y verlo a él. Sé como está, todos los días pregunto, pero… No sé… tengo una sensación.
-Suena chocante preguntarlo, pero… ¿será el temor a la muerte?
-Tengo miedo de que me esté esperando, por eso no quiero ir a verlo. Pero voy a tener fuerza y lo voy a ver. Lo vi en el hospital, pero no me reconoció. Fue mi maestro.

-Antes dijiste que tenías pendiente ir al cementerio a ver a tu padre. ¿Por qué pensás que todavía no fuiste?
-Porque no le pido las llaves a mi hermana… Qué sé yo ¿Viste? Vas y hablás con dos cajones, porque evidentemente vas a hablar con dos cajones… Pero tengo que hablar. Es más, yo creo mucho en la parapsicología y una noche se me apareció en mi casa, pero yo no lo vi.
-Lo vio una señora que estaba conmigo. Venía a decirme algo y no me lo pudo decir porque había gente extraña, algo que no me dijo en vida. Yo creo mucho en esas cosas.
-¿Qué pensás que te quería decir?
-No se me ocurre nada… ¡Que ayude a Arsenal! No sé, pero apareció sí. Porque aparecen y hablan a través de otras personas. Caen, a veces a mí me pasa, no es que estoy chapita, y ves gente.
-¿Solo esa vez? ¿No apareció nunca más?
-Una vez apareció mi mamá en la Catedral de Mar del Plata. Le sacaron fotos y todo, pero cuando fueron al lugar donde estaba, no había nadie. Eso lo shockeó mucho a papá, porque era mamá. Y uno estudia todo eso, a mí me gusta mucho la parapsicología, pero es otro tema.
-Tengo brujos, tengo todo, que te ayudan, que te protegen. Vos pensá que al ser el hijo mayor era la antena receptora de él. Entonces tenés que estar protegido, porque todo el daño que le hacían a él lo recibía yo. Entonces te envían una protección muy grande. Todos tenemos una protección que no la vemos de algún ser querido que capaz está al lado de uno y no lo vemos. Como me ha pasado, de estar en Perú y que una chica que leía los ángeles me preguntó: «¿Quién es el señor de blanco barbudo que está al lado?». Y yo no veía a nadie. A mí me pasaron cosas muy fuertes.
-Índole… Y, lo que pasá es qué… Mirá, una vez en un camino de tierra, iba con gente conocida, pinchamos la goma y ninguno de los cinco inútiles la sabíamos cambiar. Llegó un hombre en bicicleta, la cambió y cuando nos dimos cuenta el hombre ya no estaba más. Preguntale a (Marcelo) Tinelli, él era uno de los que iba en el Peugeot. Otra vez iba en la ruta y sentí que me moría y llamo a mi sanador en Miramar y le digo lo que me pasaba. Me decía que pare y yo que no, que quería llegar por lo menos a Chascomús. Entonces me dice: «‘Bueno, le voy a mandar una compañía». Y de golpe pincho. Al pinchar, paro. Al parar, me quedo más tranquilo y mejoro. La goma tenía un tajo. Cuando agarré el teléfono tenía un mensaje del sanador que me decía: «Después mándeme la boleta de la gomería». Bueno, pero eso es otro tema, y a la gente le puede caer bien o le puede caer mal. Mi sanador practica o practicó la magia egipcia… ¿Sabés quien es el mago número uno de la historia?
-Fue Jesús. ¿Cómo le decís a un cura que Jesús era mago? Era un mago. Practicaba la magia. Yo fui a un colegio de curas, me echaron cuando dije eso y que Jesús vivió hasta los 90 años. Es cuento que murió en la cruz. La verdadera historia es que el hombre continuó y se sabe donde siguió viviendo. Cuando muere mi padre, yo venía en la ruta, no sabía nada. El hombre me dice: «Maneje tranquilo, Mariscal…» Y a los dos minutos muere mi viejo.
-¿Cuando eras chico tenías estas cuestiones tan presentes?
No. Es cómico, porque mi tía me llevaba al brujo para dar bien las materias, pero si no estudiaba rendía mal. Un día el brujo le dijo: «Malena, si no estudia no aprueba, yo no soy mago». Pero después sí, empezó a estar más presente. Hay muchas cosas, hechos, que suceden. A todos nos pasa, pero tal vez no nos damos cuenta. Para el que ya percibe no son casualidades. No es casualidad que yo esté acá, que ella me haya llamado (la periodista), las cosas suceden por algún motivo. Tengo una señora que está en Buenos Aires, que tira el tarot, y se la presenté a diez personas y le pegó a al 100 por ciento de las cosas. Es una barbaridad, para creer o reventar. Y yo creo, eh.
-¿Recurrís a todas esas herramientas?
-Para los demás. Voy, acompaño y paso. Cuando ven que no estoy bien, me llaman. El tema es objetivo: hay algo que está trabado, bueno, vamos a tratar de que se destrabe porque evidentemente hay mucha maldad. Cualquiera agarra una vela negra, roja, te pone el nombre, la foto pum, pum: esa es la maldad casera y eso te hace daño. Eso se puede contrarrestar.
-Pero como entrenador, entonces, seguramente…
-Del Mundial (Sub 20) de Nueva Zelanda me sacaron. Estaba todo lo del FIFA Gate y yo no me la podía bancar. En la tumba de mi madre, mi padre dijo: «Primero la persona, después el entrenador». «Lo saqué, Mariscal», me dijo el sanador, que me ayudó en el Sudamericano Sub 20: eran diez brujos contra él, tres de Colombia, dos de Brasil, dos de Uruguay, uno de Perú… Tuvo una lucha, es bravo. Pero bueno, son cosas personales.
-En la entrevista te diferenciaste de Tapia, pero acá hay un punto en común: él recurrió a al brujo Manuel para la Selección…
-Sí, pero con la diferencia que él le paga mucha guita y es plata de AFA. Eso es lo que duele. No es plata tuya. Yo no le pago, regalo cosas, pero de mi plata. Pero tengo mi duda con el de él, si era fuerte….
-Hay un rumor de este tipo de situaciones que tal vez puedas confirmar: se acusa al Papu Gómez de haber hecho brujerías para jugar el Mundial.
-Y, en Sarandí somos bravos.
-Sí, pero no podés hacer la maldad porque después te vuelve. Acá (señala al fotógrafo) yo compito con él, no lo voy a matar a él, pero si me voy a potenciar para poner mejor el dedo en la máquina de sacar fotos. A él (por Papu Gómez) lo potenciaron, no perjudicaron a otro. Si no, te vuelve. Yo tengo un objetivo: quiero un café. Tengo el café, pero no te voy a quitar el café a vos. Quizá tenga un café mejor que el tuyo. Yo no te quito nada porque si no te viene todo en contra. Era muy bueno el brujo del Papu.
-¿Hablaste de este tema con él?
-No, nunca. No creo que fuera al que íbamos nosotros, que nos salvamos del descenso con Arsenal. Es un tema maravilloso, tenes que estar en tema. Nunca más le desee la muerte a nadie.
-Yo le deseé la muerte a una persona y a la semana murió mi papá. Y mi parapsicólogo me dijo: «No le desee la muerte, déjelo que viva porque ya está muerto en vida». Y así fue. Ya estaba muerto en vida. Pensá…
-No se me ocurre quien puede ser…
-Fue una expresión desubicada de mi parte, dije: «Por qué no se muere este tipo, me tiene los huevos por el piso». El que murió vivo fue Maradona. Maradona vivía y estaba muerto. Así terminó. El error fue mio en desearle la muerte. Desde ese día no le deseo más la muerte a nadie.
«Cuando me secuestraron pidieron 800 millones de pesos y me largaron por dos ambulancias»
Antes de que Grondona fuese presidente de la AFA, cuando la Selección no tenía estrellas y Arsenal era todavía un club con un puñado de años, Humberto jugaba en el Viaducto y se hablaba del interés de Independiente por cambiarle camiseta. A la salida de un entrenamiento, tres personas se bajaron de un auto y preguntaron por él. Tras darse a conocer, lo raptaron.
-¿Qué registro tenés de eso?
-Me ponen un arma en la cabeza y me tiran atrás, en un Fiat 1500 azul. Dimos muchas vueltas y me meten en una casa. Con el tiempo me entero de que era en Villa Elisa. Ahí me tuvieron del 8 al 15 de agosto, negociaban con mi padre. Me trataban muy bien. Un día me dejaron dos armas en la mesa. A mí no me interesaba. Otro día me cuentan la cifra que pidieron y les dije: «Mátenme, porque esa plata no está». Y ellos me decían: «Pero tu papá tiene muchos amigos». Me iban a liberar un martes, cuando entregan el dinero, pero se mete la Policía, como siempre, y dicen que no me liberan. Me largaron al otro día, a las 3 de la mañana y me dejaron en Temperley. Me tomé el 271 que me dejaba en la esquina de casa. A eso de las 3.30 me cruzo con un amigo íntimo de mi papá que se desmayó cuando me vio. Llegué a mi casa, subí las escaleras y me estaban esperando todos. Esa noche mi viejo durmió conmigo y al otro día me fui a ver Independiente – Racing.
-¿Fue solamente un secuestro extorsivo o fue otra cosa?
-Tiempo después me enteré de que habían sido los guardaespaldas de Herminio iglesias. Por eso la relación con Herminio era muy fuerte, porque tenía un hijo que jugaba conmigo y tenía miedo de que le pasara lo mismo. Después nos iba a buscar a la práctica a su hijo y a mí.
-¿Sabés qué pasó con los secuestradores?
-Los mataron a todos. Mucho tiempo después. Una vez fui a Mercedes a reconocerlos, pero nunca los vi.
-¿En qué circunstancias los mataron?
-No tengo la menor idea. Lo único, una vuelta fui a hacer una denuncia a la Comisaría Cuarta de Sarandí, por algo que había perdido. Entro, lo miro al que estaba escribiendo a máquina, me mira, lo miro, hago el trámite y me fui. Era el que me había puesto el revólver en la cabeza.
-¿No te dio miedo en ese momento?
-No, porque cuando me largaron me dijeron que me iban a cuidar siempre. «Quedate tranquilo que de ahora en adelante te vamos a cuidar», me dijeron. La cosa terminó con la entrega de dos ambulancias al hospital Fiorito (de Avellaneda). Yo me enojé, y esto es un chiste, porque en su momento pedían 800 millones de pesos y terminaron pidiendo dos ambulancias que costaba cada una 12 millones. Entonces lo primero que dije fue: ‘»Bajó mi cotización».