El ataque contra Donald Trump, este sábado, será posiblemente recordado en el futuro como uno más entre una serie de atentados contra candidatos o presidentes en la historia de Estados Unidos y América Latina. El nombre del magnate republicano, que busca un nuevo mandato en la Casa Blanca, se suma a una lista que muestra no sólo la profunda polarización en la sociedad estadounidense, sino la violencia política que sobrevuela las campañas electorales en el continente.
Hace poco menos de un año, Ecuador se estremeció con el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, un periodista y político independiente que había denunciado casos de corrupción y vínculos entre el narcotráfico y la política. Fue acribillado tras un acto en Quito semanas antes de las elecciones de agosto de 2023, que llevaron a la presidencia a Daniel Noboa. Por el crimen fue detenida una banda de sicarios al parecer contratados por una de las organizaciones que manejan el narcotráfico desde la cárcel.
Otras campañas fueron sorprendidas con atentados en las Américas. El brasileño Jair Bolsonaro salvó su vida en septiembre de 2018, cuando disputaba la presidencia y recibió una puñalada en el estómago que lo dejó en grave estado.
El líder de extrema derecha se recuperó pronto y llegó a la presidencia tras su victoria electoral frente a Fernando Haddad, entonces candidato del Partido de los Trabajadores. El atacante era un hombre con trastornos psiquiátricos identificado como Adélio Bispo.
Jair Bolsonaro, tras la puñalada en pleno acto en Juiz de Fora, en septiembre de 2018. Foto: AP La violencia política y los homicidios -o intentos fallidos- de candidatos marcaron a fuego también las contiendas electorales en México. El 23 de marzo de 1994, Luis Donaldo Colosio, quien aspiraba a suceder a Carlos Salinas de Gortari, recibió un disparo en la cabeza.
En Colombia, entre 1989 y 1990 tres aspirantes a la presidencia murieron en circunstancias brutales. El 18 de agosto de 1989, en una plaza pública en el municipio de Soacha (centro) fue acribillado Luis Carlos Galán, del Partido Liberal y máximo favorito en las encuestas.
Bernardo Jaramillo, de la alianza de izquierda Unión Patriótica, fue asesinado el 22 de marzo de 1990 cuando estaba por subirse a un avión en Bogotá. El 26 de abril de 1990, Carlos Pizarro Leongómez, candidato por el partido político formado tras la desmovilización de la guerrilla M-19, fue baleado.
Fernando Villavicencio fue acribillado cuando buscaba la presidencia en Ecuador. Foto: REUTERS Estados Unidos
Estados Unidos también recuerda episodios de sangre y tiros.
El demócrata Robert Francis Kennedy, hermano de J.F. Kennedy buscaba suceder a Lyndon Johnson en 1968. El 6 de junio de ese año, el palestino-jordano Sirham Sirham le disparó durante un acto en el Hotel Ambassador de Los Ángeles. Bob Kennedy murió en el hospital poco después.
El 30 de marzo de 1981, el entonces ya presidente republicano Ronald Reagan tuvo mejor suerte. Sobrevivió a un atentado en plena capital. John Hinckley Jr le disparó seis veces cuando el mandatario salía del Washington Hilton Hotel. Reagan resultó levemente herido. Hinckley fue liberado en septiembre de 2016, luego de 35 años recluido en un hospital psiquiátrico.
A la lista se suma George Wallace, gobernador de Alabama, blanco de un tiroteo el 16 de mayo de 1972 en un acto en un shopping al norte de Washington. El demócrata se enfrentaba al entonces presidente republicano Richard Nixon.
