El protagonista involuntario: un auto que cruzó semáforos en rojo (sí, así nomás). El antagonista: la Agentísima Ley del Tránsito, que vio el acto de heroísmo vial (o mejor dicho, de brillo rojo en los semáforos) y frenó al pobre vehículo. Y la amiga de Guadalupe, que no estaba para bromas, porque al detenerse le gritó al policía: “¡Guadalupe, fílmame!”. Sí: le pidió cámara en vez de quejarse… innovación pura.
El jefe del operativo, comisario mayor Ricardo Díaz (sí, nombre de telenovela), contamos en off:
- De paso, rebobinemos: la ley le exige al policía que termine el trámite aunque el conductor intente salirse por la tangente.
- La amiga de Guadalupe, ante la humillación de los semáforos, decidió resistir: no quiso soplar en el alcoholímetro, no quiso hacer test, pero sí quiso cámara.
- Ante tanto drama verbal (y supongo que algún que otro insulto de telenovela barrial), la policía se puso firme: licencia retenida, auto retenido, conductor retenido —hasta 12 horas de actuar oficial—. Porque no se trata de dejar motor parado y ¡chau! La ley dice “hasta que todo esté completo” (aunque uno quiera largarse corriendo).
Pero esperen, hay más:
La negativa de la amiga de Guadalupe al test de alcoholemia no la exime. ¿Por qué? Porque si el policía detecta (ojo con esto) aliento que huele como guardado en botella, dificultad para hablar o tambaleo digno de bailarín sin coreografía, se hace el acta como si el test hubiera dado positivo. Dramático, intenso, muy serie B policíaco, pero legal.
Después de insultos y samba verbal, llegaron agentes femeninas al rescate público, la llevaron a la Seccional 13, le labraron el expediente contravencional correspondiente, la pusieron frente a la Justicia de Faltas… y fin de temporada, pero garantizada la cuota de memes en redes.

