Gritos, llantos y una fuerte denuncia agitan la crisis en el bloque de diputados de Milei

Pese a que en el recinto de Diputados el oficialismo consiguió bloquear la ofensiva del kirchnerismo para que se sancione a los 6 diputados que participaron en la visita a represores en el penal de Ezeiza, el clima de tensión en La Libertad Avanza no baja y esta semana se vivió un nuevo escándalo en la reunión de bloque con gritos, llantos y el anuncio de una legisladora anticipando que va a denunciar a una compañera de bancada por «violencia, maltrato e injuria».

La reunión del martes de los libertarios había comenzado con cierta preocupación y un pedido, casi como un ruego, de Gabriel Bornoroni, jefe del bloque, para que lo «ayuden» a mantener la convivencia interna, en medio de una crisis que varios de sus pares lo señalan como responsable de los coletazos que generó la visita a los genocidas del 11 de julio, entre los que estaba Alfredo Astiz, conocido como «el ángel de la muerte».

Lo cierto es que tras las palabras del cordobés, Marcela Pagano ensayó una arenga a los propios. «Todos llegamos para que Milei sea presidente, tenemos orígenes distintos y eso lo hace aún más valioso», dijo la periodista, quien a continuación dejó una declaración que hizo detonar la convivencia. «Pero acá hay una cosa que no puedo dejar pasar. He padecido violencia, maltrato y calumnias por parte de una persona que tiene nombre y apellido: Lilia Lemoine«, disparó.

Los testigos cuentan que mientras Pagano hablaba, Lemoine se iba retirando del Salón Blanco sonriente y «tirando besitos», casi como en una escena de una película de Fellini. Frente a esto, la periodista aclaró que no era su intención vincular al bloque en la pelea que tiene con la cosplay, pero anunció su decisión de llevar el caso a la justicia.

Ambas diputadas se cruzaron la semana pasada luego de que cayera una sesión convocada en Diputados para tratar proyectos del Gobierno. Lemoine la acusó de querer bloquear el debate junto a dos diputadas de su espacio y la señaló de haber «cedido» al kirchnerismo. En ese momento, Pagano le retrucó diciendo que es una «mitómana», además, de «mala compañera y destructora de espacios de trabajo».

Pero en la reunión de bloque, luego de la intervención de la periodista, Bornoroni volvió a insistir para que la situación no escale. Sin embargo, las fuentes aseguraron a este diario que «hay tanta calentura» entre los libertarios por el manejo del escándalo generado por la visita a los genocidas que era inevitable que estalle la crisis.

Así, María Fernanda Araujo, una de las diputadas que participó en el tour al penal Ezeiza, salió a cruzar al cordobés. «Qué querés que hagamos si acá nos están denunciando desde adentro», reprochó la diputada por CABA. La mirada, en ese instante, quedó puesta en Lourdes Arrieta y Rocío Bonacci, las dos legisladoras que dijeron haber sido llevadas engañadas a la reunión con Astiz y otros represores.

En rigor, Arrieta, la elegida por Karina Milei para llevar el sello de La Libertad Avanza en Mendoza, ingresó al penal y hasta hay una foto en la que aparece en el centro del grupo, que además de Astiz también incluía a Raúl Guglielminetti, Carlos Suárez Mason, Adolfo Donda y Antonio Pernías.

Bonacci, en cambio, no hay registro de que haya ingresado al centro de detención ni tampoco está en las fotos. Pero en la última reunión de bloque fue señalada por Guillermo Montenegro, uno de los promotores de la reunión junto a Beltran Benedit, de haber filtrado las imágenes del encuentro con los genocidas. La santafesina salió rápido a cruzarlo, negó que ella tuviera acceso a las fotos y deslizó la posibilidad de que las hubiera tomado su secretaria. «¿Con mi teléfono?», retrucó Montenegro.

Pero Bonacci giró su mirada hacia un celular que estaba sobre la mesa y que -según revelaron- pertenecía a Araujo. Eso provocó la reacción de la representante por CABA que abandonó la reunión llorando. El incidente despertó la protesta de varios de los libertarios por la falta de reacción de Bornoroni para contener a Araujo.

La salida de la diputada envuelta en llanto no frenó la pelea porque la rosarina le transmitió a Montenegro que la había decepcionado. «Fui una de las pocas que te prestó atención cuando te sacaron a patadas del Senado», reprochó en referencia al momento en que se quebró la relación entre el actual diputado y Victoria Villarruel. Mientras tanto, Benedit y Alida Ferreyra, la otra diputada que integró el grupo que fue a Ezeiza, se mantuvieron en silencio.

Los libertarios pudieron evitar que avanzara el plan del kirchnerismo de expulsar a los 6 diputados que se reunieron con los represores. Incluso, la extensión de la sesión del miércoles obligó a suspender sin fecha la reunión de la comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento, que conduce Silvia Lospennato (PRO) y que tenía como objetivo tratar los proyectos vinculados con la controvertida visita.