El jueves a las cinco de la tarde en el Salón Oval de la Casa Blanca, la premier italiana Giorgia Meloni, 47 años, será el primer personaje de la Unión Europea en encontrarse con su amigo el presidente Donald Trump. Es lo único que hará en EE.UU. Después tiene que volver literalmente volando a Roma porque en la tarde del viernes encontrará al vicepresidente norteamericano James David Vance, en visita de tres días a Italia.
La premier de Italia afrontará con Trump, que tiene ya preparado un largo rosario de quejas económicas, la situación de su país.
Trump invitó a la premier italiana a visitarlo. Meloni aceptó y aclaró que Italia “no se sustituye a Europa, pero puede dar una contribución”.
Pero gran parte de sus temas los hará como tercer país más importante de la Unión Europea de 27 miembros, porque las cuestiones comerciales son de competencia común y deben ser decididos en el marco de la UE. Un problema, pero que a la vez permite apoyar la máxima aspiración italiana y europea: crear la más gigantesca área común con cero aranceles del mundo para los intercambios de bienes industriales que abarcaría a EE.UU. y la Unión.
¿Una utopía? Aunque Trump sigue mostrando los dientes de las quejas norteamericanas que pretenden imponer una marea de aranceles que en el caso de China llegan al 145%, la decisión del presidente norteamericano de implantar un compás de espera de 90 días antes de aplicarlos, la propuesta extrema europea de eliminar aranceles e impuestos en el gran paraíso euro-americano, merece ser considerada.
Trump y Meloni se conocen y aprecian. Ambos son de derecha, y la premier italiana cuando fue elegida hace dos años, lo primero que hizo fue viajar a Estados Unidos y aliarse fuertemente al entonces presidente Joe Biden. El propósito era, y es, blindar su gobierno de los previsibles ataques de la contra, centrista y de izquierda. Lo consiguió siguiendo paso a paso la línea de los norteamericanos. Cuando el 20 de enero llegó Donald Trump al poder, Meloni viajó otra vez y consolidó la alianza de hierro.
En ese plano, Trump recibirá de Giorgia Meloni la confirmación del nivel estrecho de su alianza. Italia aumentará los gastos militares hasta 43.000 millones de dólares en 2025, arribando a un nivel del 2% del presupuesto general como había prometido. Muy pocos la han igualado en la OTAN, la alianza militar occidental, también con sede en Bruselas. Pero Trump insiste que EEUU no puede continuar soportando el peso de la seguridad europea. El presidente reclama elevar al 5% la contribución de los socios.
Giorgia Meloni dirá sí a Trump y además le explicará en detalle el plan de rearme europeo de 800 mil millones de euros, en el que habrá buen espacio para los norteamericanos.
Meloni intentará explicarse con claridad en el tema Italia-Unión Europea “porque no puede haber una Italia primera sin una Europa también primera” por la estrecha unidad jurídica que liga a ambas, como ocurre al resto de los países europeos. En la vastísima área comercial europea se concentran todas las negociaciones.
Los tintes dramáticos de los temas económicos, con un Trump que sostiene: “los italianos no pagan como deberían a Estados Unidos”, por los intercambios, alimentarán el diálogo. Los aranceles ahora suspendidos noventa días, según algunos economistas italianos, evitaron que el encuentro del jueves con Meloni se transformara en una tragedia.
Italia no pasa un buen momento. La actividad industrial registra una baja en los últimos 27 meses, los precios están altos, las exportaciones no suben.
Trump reclama que los italianos incluyan el gas licuado en grandes cantidades y Meloni le dirá que acepta. “Debemos trabajar para reducir tensiones”, afirma.
La oferta de la Unión Europea a EE.UU. propone aranceles cero a las exportaciones en las dos direcciones para automóviles, química y farmacéutica. La comisión apunta a reducir el surplus de la UE en los intercambios con Estados Unidos, que Trump ve “como humo en los ojos”.
El lunes, el presidente reiteró que “la Unión Europea no compra nuestros productos”, una cantinela a la que respondió la líder europea Ursula von der Leyen, reiterando que la UE no se opone a cambiar la tendencia.
La misión de la premier Meloni es ablandar a Trump, explicándole cómo están las cosas y garantizándole que la voluntad no solo italiana sino europea es arreglar los desarreglos. Tiene una ventaja, entre ambos hay una afinidad “real e inquietante”. La misión de la jefa del gobierno italiano es ante todo evitar una guerra comercial.