En un nuevo episodio de «La Ley y el Desorden», la Secretaría de Control de Gestión inició una investigación por un presunto caso de tiro al blanco con balas de goma, donde el blanco—es decir, un joven motociclista—asegura que jamás le dieron la famosa voz de alto antes de recibir los impactos por la espalda. La denuncia ya está en manos de la UFI Delitos Especiales, que deberá determinar si esto fue un control policial o una práctica de tiro en movimiento.
El hecho ocurrió en Chimbas, donde, al parecer, un motociclista venía circulando tranquilamente por Ruta 40 hasta que, de pronto, efectivos de la Motorizada 5 decidieron que era el candidato ideal para probar la puntería. Según la versión del joven, no le avisaron que estaba participando en esta versión improvisada de «Rápidos y Furiosos: Edición San Juan», por lo que recibió los primeros perdigonazos sin previo aviso.
Pero el hombre no se quedó quieto: fiel al espíritu de las persecuciones de película, emprendió la huida hasta una estación de servicio para resguardarse. Sin embargo, la adrenalina seguía corriendo, y cuando los policías lo interceptaron nuevamente, decidió acelerar otra vez, rumbo a la casa de su madre, que también es su casa (aclaración que suma un dato curioso, por si alguien pensaba que vivía en un castillo).
La investigación ya tiene identificados a los uniformados, quienes ahora deberán explicar su versión de los hechos. Se dice que sí dieron la voz de alto, pero que el joven no acató la orden. Lo que resta definir es si esto fue un abuso de autoridad o simplemente un malentendido donde alguien confundió la sirena policial con el banderazo de largada.
Por ahora, la historia sigue abierta y sin carátula definida, aunque no sería raro que termine como un expediente más en la sección de «cosas que solo pasan en San Juan».