El 20 de noviembre de 1975, Francisco Franco Bahamonde, dictador de España, falleció después de casi 40 años en el poder.
Su muerte puso fin a una dictadura autoritaria que comenzó con su victoria en la Guerra Civil Española.
Franco llegó al poder tras un golpe de estado militar contra el gobierno republicano, un conflicto que dividió a España entre los sublevados, apoyados por la Alemania nazi y la Italia fascista, y los republicanos, que incluían a comunistas, anarquistas y socialistas.
Durante los primeros años de su gobierno, Franco estableció una dictadura militar con características autárquicas y un fuerte control sobre la economía.
Esto llevó al país a un aislamiento internacional y a un modelo económico muy restrictivo.
En los primeros años de su régimen, la represión política fue brutal.
Los opositores fueron encarcelados, torturados y ejecutados.
La censura estuvo presente en todos los ámbitos de la vida pública.
A partir de los años 50 y 60, España comenzó a abrirse ligeramente, tanto en lo económico como en lo internacional.
El país se acercó a los Estados Unidos y otras naciones occidentales, lo que permitió un pequeño desarrollo económico, conocido como el «milagro español».
Sin embargo, la represión política se mantuvo intacta.
En la década de 1970, tras la muerte de algunos de los principales responsables de la dictadura, y con un régimen claramente envejecido, las tensiones sociales y políticas aumentaron.