Guillermo Francella y Ricardo Darín: dos monstruos del cine argentino, dos tipos que llenan salas como si regalaran sánguches de milanesa en la entrada, y ahora… ¡dos víctimas más de la grieta nacional! Porque en este país podés ser Batman, el Eternauta o el propio Gardel reencarnado, y de todas formas alguien te va a putear en Twitter.
Capítulo 1: Darín contra las empanadas carísimas
Darín se mandó a protagonizar El Eternauta, serie de Netflix que la rompió en audiencia y en memes. Pero claro, como Oesterheld era Oesterheld, y los K lo leyeron con lentes peronistas, ya le encajaron a Ricardo el cartel de “kirchnerista”. El hombre solo quería salvar a la humanidad de la nevada mortal, y terminó enfrentándose a trolls libertarios que lo acusaban de ser socio de Máximo.
Encima, fue a lo de Mirtha y se quejó del precio de las empanadas. ¡Grave error! Con eso logró que Caputo, Milei y media Casa Rosada lo trataran como si hubiera anunciado el retorno del cepo cambiario.
Capítulo 2: Francella, Milei y los “progres caviar”
Francella, por su parte, la está rompiendo con Homo Argentum, que básicamente es un catálogo de argentinos insoportables: el que te discute hasta el clima, el que estaciona en doble fila y el que todavía dice “mandame un fax”.
El público feliz, la taquilla explotando, y Milei en primera fila tuiteando que la peli deja en evidencia a los “progres caviar”. ¡Listo! Medio país aplaudiendo, el otro medio insultando, y Guillermo en el medio pensando: “Yo solo quería hacer reír, no que Pablo Echarri me acuse de apátrida”.
Capítulo 3: la grieta no perdona
¿Y qué dicen los críticos? Que Francella ataca al cine “de cuatro espectadores” y que Darín es vocero del pueblo empanadero. Pero la realidad es otra: ninguno de los dos está militando nada, salvo la causa de seguir siendo los actores más queridos del país.
Pero claro, esta es la Argentina: si respirás fuerte, ya sos facho o zurdo. Y ahora resulta que Francella y Darín, que en El secreto de sus ojos ganaron un Oscar juntos, hoy no pueden ni comer un asado sin que los conviertan en bandera política.
Conclusión: mientras vos discutís en Twitter si Francella es macrista o Darín kirchnerista, ellos están contando entradas vendidas, premios y probablemente brindando con un vinito. En resumen: los dos ganan… y nosotros seguimos en la grieta, como extras sin contrato.