Se terminó el ciclo de Fernando Gago como DT de Boca. La derrota contra River en el Superclásico del domingo 27 pegó fuerte y Juan Román Riquelme tomó la decisión: el exfutbolista surgido en el club se despidió del plantel y dejó su cargo.
“Hasta acá han llegado Fernando Gago y su cuerpo técnico con la institución. La hemos tomado con toda la tranquilidad, no ha sido fácil porque es un hombre de la casa, pero para eso estamos para tomar decisiones y en el día de ayer, hasta altas horas de la noche, hemos buscado y encontrado la manera para que ya hoy Fernando no sea más nuestro entrenador”, dijo Mauricio Serna, vocero del club en una mañana difícil en el Predio de Ezeiza. Mientras tanto, ya comenzó la danza de nombres para reemplazarlo.
La lista de técnicos la encabeza el último campeón de liga del fútbol argentino, nada menos: Gustavo Quinteros. El ex Vélez, que ya sonó el año pasado por su extraordinario 2024 en Liniers, es «del gusto de Román» tal como dejan filtrar desde Boca, lo que lo convierte en el principal candidato.
Tras ser subcampeón de la Copa de la Liga y la Copa Argentina, Quinteros se sacó la espina en diciembre y se llevó la Liga Profesional en un final que lo encontró peleando con Talleres y Huracán, pero que resolvió con autoridad logrando una gran victoria sobre el Globo en el Amalfitani. Luego cayó en otra final (la tercera de la temporada), en este caso del Trofeo de Campeones, cita a la que no acudió porque eligió ir al casamiento de su hija, y allí decidió no renovar con el Fortín.
Este año llegó al Gremio de Brasil por el desafío deportivo y el salto económico que le representaba dirigir a uno de los grandes del Brasileirao. Cayó en la final del Torneo Gaúcho contra Inter de Porto Alegre, su clásico rival, y en el arranque del torneo lo aguantaron apenas cuatro fechas: fue despedido tras ser goleado por el Mirassol, un club paulista que está celebrando su centenario jugando por primera vez en la A.
Con menos experiencia pero con una personalidad que puede cuajar a la perfección con el momento que atraviesa Boca está Cristian Kily González. El exmediocampista que se puso la camiseta azul y oro «por pedido de Maradona» en los años noventa, antes de saltar a Europa y hacerse figura de la Selección, colgó los botines y se entregó de lleno a su nuevo rol como entrenador.
En Rosario Central, su casa, aprendió el oficio y sorprendió al ambiente dándole a sus equipos la misma impronta que él mostraba dentro de la cancha: vértigo, sacrificio, lucha y búsqueda constante del arco rival, algo fundamental para equipos que buscan ser siempre protagonistas.
Lo que mostró en el Canalla pudo llevarlo también a Unión, primero para salvarlo del descenso y luego para tenerlo peleando y clasificando a copas, dándole rodaje a juveniles. Sin embargo, este año pago caro la falta de recambio y hace un par de semanas tomó la decisión de dar un paso al costado.
Por una cuestión generacional y por haber compartido verstuarios, el Kily es muy cercano a Román, un aspecto a tener en cuenta. A los 50 años de edad, su primera vez en un un grande sería nada menos que para llegar como líder a los octavos de final del torneo local y en cuestión de semanas probarse en el Mundial de Clubes a la par de Bayern Múnich y Benfica.
Otro de los nombres que suena y que combina juventud y experiencia es Gabriel Milito, que en noviembre llevó a su Atlético Mineiro a la final de la Copa Libertadores luego de eliminar con goleada al River de Gallardo. El Mariscal, ídolo de Independiente y tanteado alguna vez para ser DT del Millonario, también tiene mucho feeling con el presidente de Boca, aunque no está tan identificado con la idiosincracia que se vive y se respira en Brandsen 805.
Por último, otro técnico en carpeta es Gerardo Martino, aunque su nombre llega con un asterisco que parece insalvable. A mediados de 2023, el Tata fue la primera elección de Riquelme cuando el por entonces vicepresidente decidió dar un volantazo en su decisión de poner gente del club al frente del equipo para optar por un «consagrado»: ya habían pasado Battaglia e Ibarra, y el ex Newell’s, en ese entonces sin trabajo en Rosario, recibió un llamado para erigirse como DT del Xeneize.
En ese momento, el ex entrenador de Barcelona y la Selección Argentina, entre otros grabajos, dijo que no, y más tarde explicó que no era el momento adecuado: Boca tenía elecciones ese año y Riquelme terminó convirtiéndose en presidente tras un duro enfrentamiento mediático y judicial contra la lista que impulsaba Mauricio Macri.
A la negativa del Tata le siguió la llegada de Jorge Almirón, una final de Libertadores y la continuidad de Diego Mártinez, y en estos dos años calendario Boca no pudo festejar ningún título ni logró clasificarse a la Copa Libertadores. Martino terminó llegando al Inter Miami de Lionel Messi y el año pasado dejó su cargo tras perder en la primera llave de los playoffs de la MLS.
Mientras se espera por la palabra de Gago, en Boca trabajan para lo que viene. El próximo fin de semana debe jugar contra Tigre en Victoria para asegurarse el primer lugar de la Zona A, que le permitiría ser local en cada instancia de la fase eliminatoria hasta la final del certamen. Se supone que Mariano Herrón será el encargado de parar al equipo, el interino que salta al frente cada vez que una crisis de esta sacude al Xeneize.
