El día después del nuevo cimbronazo político al interior del Gobierno que significó la decisión del presidente de echar al procurador del Tesoro Rodolfo Barra, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, fue el primer funcionario del Ejecutivo en pronunciarse sobre el tema. El jefe de los ministros intentó bajarle el tono a la polémica.
«No lo llamaría ‘echar’, porque Rodolfo Barra es un jurista importante que tuvo el país durante muchos años, una persona mayor que cumplió roles en distintos gobiernos«, sostuvo Francos en una entrevista con radio Mitre.
En esa línea, agregó: «Venía cumpliendo roles muy importantes en el gobierno de Menem, como procurador, ministro de Justicia, ministro de la Corte. Aquí fue convocado a cumplir el rol de procurador del Tesoro».
Luego se detuvo en la explicación sobre su salida. «A lo mejor él está en otra etapa de su vida y hubo algunas diferencias en algún tema y prefirió dar un paso al costado. Y presentó su renuncia», indicó Francos.
Pese a la afirmación de Francos intentando poner el foco en que Barra fue echado, fue el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien confirmó a través de sus redes sociales que al ahora ex jefe de los abogados del Estado le pidieron la renuncia. «El gobierno le acaba de pedir la renuncia al Procurador del Tesoro de la Nación Rodolfo Barra», indicó el portavoz.
El motivo de conflicto fue que Barra avaló un dictamen -firmado por su segundo Marcos Serrano- en el que favorecería a un agente del ministerio de Justicia que percibía parte de su sueldo, incentivos, a través de un convenio con la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA), que el Gobierno dio de baja y que sirvió para despedir a 2500 estatales.
Sin embargo, fuentes de la Procuración revelaron a Clarín que el dictamen avaló la decisión del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, y rechazó el reclamo de una empleada de la cartera de que le paguen los incentivos salariales del ente cooperador. Haber avalado el reclamo podría poner en marcha una ola de pedidos salariales de igual temor.