Un miércoles a puro vértigo en la Escuela Boero: dos amenazas de bomba llegaron al 911 —y no, no eran mensajes de WhatsApp de la tía Juana reclamando su almuerzo olvidado—, provocando una evacuación masiva de más de 1.600 alumnos. Todo culpa de un alumno de 18 años que, según la geolocalización, ¡estaba llamando desde adentro del cole! Más evidente que un cartel luminoso que diga “fui yo”.
El protagonista se presentó a la comisaría acompañado por mamá y abogado como si fuera a entregar una exposición final frente a la UFI Genérica. Resultado: quedó detenido en la Comisaría 3ª. El otro implicado, un chico de 15 años, escapó de la detención dignamente: ¡la edad lo salvó!
Se habla de una sanción económica millonaria, en plan “paga el operativo” —al menos tan pesada como la que recibió una bioquímica por parar un hospital hace poco: unos $4.000.000 simbólicos.
Lo más loco de todo:
- Se evacuó la escuela dos veces: a la mañana y a la tarde. Situación perfecta para leer dos veces las vaginales reglas del recreo.
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- A esta altura, el protocolo de emergencia ya sabe toda la agenda escolar —hasta los recreos y turnos de mediodía—.
- La fiscal Daniela Pringles podría pedir que el alumno solucione esto con moneda dura… así que ya sabés: si tenés un sobresueldo bajo la almohada, él podría avisarte dónde devolverlo.