¡Luz, reclamos y sarcasmo! Calingasta se suma a la rebelión eléctrica
Vecinos de Calingasta decidieron que ya no quieren pagar boletas de luz más altas que la luna. Y ojo: no es porque hayan decidido mudarse a Marte, sino porque la factura les llegó con una cifra digna de una ópera de terror: “Luz, quiero luz… ¡pero barata!”.
Así, como quien no quiere la cosa, Iglesia había empezado la revolución eléctrica. Y ahora Calingasta dice: “¿Y nosotros qué? ¿Nos quedamos con la lámpara apagada y la billetera llorando?”. Resultado: una ola de reclamos más fuerte que cualquier tormenta eléctrica de verano.
Se rumorea que una delegación de vecinos viajará hasta el EPRE, con linternas y velas (por si se corta la luz en el camino), para exigir respuestas. Mientras tanto, los cables parecen reírse y las facturas siguen subiendo como inflación en campaña electoral.
En pocas palabras: en San Juan no se mide la temperatura por grados… sino por cuántos watts te cobran. Y ahí, amigo lector, Calingasta y Iglesia están marcando récords de indignación.
La pregunta queda en el aire (y sin luz): ¿será esta la chispa que prenda una revolución energética… o sólo otra boleta para quemar en el fuego del olvido?

