El registro negativo del Muñeco no es algo nuevo en su carrera como entrenador.

EL MANTO de silbidos estruendosos con el que el público de River despidió a sus jugadores este domingo tras el 1-2 frente a Riestra fue una banda de sonido impensada en otros tiempos esplendorosos de la conducción de Marcelo Gallardo, un entrenador al que nadie imaginó teniendo que pedirle disculpas a los hinchas por el pobre nivel futbolístico y que hasta dejó una respuesta en el primer esbozo de duda que se presenta ante su capacidad de revertir la situación: «Estoy lejos de claudicar».

Su espalda sigue siendo ancha, muy ancha. Pero esa reprobación generalizada de 80 mil personas que coparon el Monumental es un fuerte llamado de atención para el estratega que vive su peor momento de sus dos ciclos en River. Es la primera vez que pierde cuatro partidos consecutivos, algo que en Núñez no se experimentaba desde 2010, en la época de Leonardo Astrada.

Su mejor marca de la actual administración fueron los cinco éxitos en fila ante Boca, Vélez, Barcelona de Ecuador, Barracas e Independiente del Valle, entre el 27 de abril y el 20 de mayo pasados. A partir de allí jugó 21 partidos con sólo 7 ganados, 9 empatados y 5 perdidos. Entre las paridades se incluye la dolorosa eliminación con Platense como local en los cuartos de final del Torneo Apertura a través de los penales.

Esa situación nunca antes vivida por el Muñeco con la Banda Roja es la reproducción de uno de los momentos que lo eyectaron de Al-Ittihad, en aquella tortuosa experiencia en Arabia Saudita que lejos estuvo de ser el cuento de las Mil y Una Noches. En ese club estuvo seis meses y el saldo fue de 14 triunfos, 3 empates y 13 traspiés.

Gallardo revivió aquellos malos tiempos en Al-Ittihad.

Pero cuatro de esas caídas fueron, como ahora, de forma consecutiva. Fueron un par de semanas fátidicas que arrancaron el 26 de abril de 2024 y concluyeron el 10 de mayo: 1-3 ante Al-Shabab, 1-2 con Al-Hilal, 1-3 con Abha Club y 0-5 contra Al-Ettifaq.

Los cuatro partidos seguidos que perdió Gallardo en Arabia Saudita.

El fana de River todavía no cuestiona a Gallardo, o lo hace puertas adentro sin exteriorizar el disconformismo y la desorientación que lo afectan por estas horas. Los mismos que desvelan al laureado DT que en los 13 meses que lleva en su puesto tras su vuelta aún no logró darle ningún título al club y cosecha dos decepciones grandes en la Copa Libertadores: en 2024 se fue en semifinales con Atlético Mineiro y desaprovechó la chance de definir el trofeo en su propia casa, mientras que en 2025, en una herida de la que aún emana sangre fresca, su verdugo fue Palmeiras.

La cuasi final con Racing por Copa Argentina del próximo miércoles puede marcar un antes y un después en muchos sentidos para el River de Gallardo. Pero en tiempos de furor por los perfumes árabes, la catástrofe con el Millonario le hizo recordar el aroma de la decepción vivida en aquellas tierras de Oriente que no quiere repetir en el que considera su lugar en el mundo.