A la espera de saber si su pliego para llegar a la Corte Suprema de Justicia es tratado esta semana en el Senado, el juez federal Ariel Lijo se tomó una licencia por una semana a partir de este lunes. Su par Sebastián Casanello, se hará cargo de su despacho. Si el Lijo logra cosechar los 48 votos que requiere, en Comodoro Py la crisis de los puestos sin cubrir se agravará.
A la fecha, el 30% de los puestos de jueces nacionales y federales continúa vacante. Durante el año pasado el gobierno de Javier Milei no designó ningún magistrado. El ministerio de Justicia que dirige Mariano Cúneo Libarona tiene aún un extenso listado de pliegos para remitir al Senado.
De los 1.002 cargos de jueces nacionales y federales que conforman la nómina total del Poder Judicial, 305 puestos carecen de un magistrado titular.
Las cifras oficiales exponen que de esos 305 cargos disponibles, 121 están en distintas instancias del trámite en el Consejo de la Magistratura, responsable de tomar los exámenes a los jueces y de confeccionar las ternas que luego son remitidas al Poder Ejecutivo. De ellas, hay 68 concursos en camino.
La sangría en la Justicia queda atravesada por la política tanto en el Consejo como en el Senado: durante la gestión anterior, Cristina Kirchner retuvo 85 pliegos que ya habían sido aprobados. La gestión actual retiene en el Ministerio de Justicia 150 pliegos de jueces, fiscales y defensores.
En la avenida Comodoro Py funciona uno de los fueros más golpeados por los cargos sin cubrir: en instrucción ya hay cuatro cargos que se subrogan, y si el juez Ariel Lijo logra ingresar a la Corte, serán cinco los sillones vacíos -sobre un total de doce- en el fuero que investiga la corrupción, el narcotráfico y el lavado de dinero.
Esto incide de forma directa en el servicio de administración de justicia y aleja la chance de que los expedientes en trámite tengan mayor celeridad en la etapa de instrucción.
Lijo, cuyo pliego se espera que ingrese al recinto del Senado esta semana, tiene a su cargo tres juzgados: el suyo y otros dos que subroga.
La situación se repite en otros casos, la jueza María Eugenia Capuchetti, además de su juzgado, también tiene a cargo el número 9, que pertenecía a Luis Rodríguez. Lo mismo sucede con el magistrado Sebastián Casanello, quien recientemente, asumió la subrogancia en el despacho que ocupaba Claudio Bonadio. Si se tiene en cuenta que son doce los juzgados federales de instrucción porteños, un tercio de los mismos se encuentran sin un magistrado titular.
Ese número se acrecentará en caso de que Ariel Lijo obtenga la mayoría especial del Senado para integrar la Corte Suprema. De ocurrir, serán cinco los despachos en los Tribunales de Retiro que quedarán sin un juez titular.
Sin embargo, pese a las certezas que imprimía el dictamen de la Comisión de Acuerdo con nueve firmas, según lo dicho por la propia Casa Rosada, Lijo no tiene las manos aseguradas.
Los despachos vacíos
En el Consejo de la Magistratura, donde se realizan los concursos, se llevó adelante el proceso para cubrir el juzgado federal 12 que pertenecía a Sergio Torres, hoy integrante de la Corte Suprema de la provincia de Buenos Aires. Diego Arce, secretario de Lijo, quedó primero en el orden de mérito.,El trámite volvió a Comisión donde se debe volver a hacer el dictamen y elevarlo al plenario para que voten.
El orden de mérito de ese concurso se firmó el 14 de octubre de 2020 y el acta lleva la firma de las consejeras Graciela Camaño e Ingrid Jorgensen. Sin embargo, el trámite no avanzó y ese juzgado está siendo subrogado.
Cada vez que se produce una vacante se abre el expediente para su concurso. A la fecha se acumularon dos de esos procesos, el correspondiente a los juzgados de Claudio Bonadio y Rodolfo Canicoba Corral. Es decir, una instancia en la que se llame a concursar en simultáneo ambos cargos.
Al poco tiempo se produjo la vacante de Luis Rodríguez, sin embargo, el Consejo de la Magistratura aún no se pone de acuerdo respecto a dónde acumular ese llamado para comenzar el trámite correspondiente.
La Casación, también
Los despachos vacíos en Comodoro Py no se encuentran sólo en los juzgados de instrucción. La Cámara Federal de Casación Penal también cuenta con tres de sus doce puestos sin cubrir.
En el despacho del ministro Cúneo Libarona esperan los papeles de 43 postulantes a esos tres despachos clave: el máximo tribunal penal es la instancia previa a llegar a la Corte Suprema con algún reclamo.
La crisis de los cargos vacantes también llegó a los Tribunales Orales Federales, donde uno de los mismos se encuentra, íntegro, sin jueces titulares.
Los trámites
Quienes subrogan juzgados -por un año prorrogable por otro más y se vuelve a sortear- sostienen que se “multiplican los casos que tenés, y eso se traduce en tiempo, y además demanda mucho tiempo armar equipos de trabajo. Cada juzgado, cada grupo, tiene su propia identidad”, explicaron fuentes judiciales.
El Consejo de la Magistratura -atravesado por la política-, es responsable de la primera etapa para la cobertura de cargos: el llamado a concurso, la evaluación de los exámenes, analizar en la etapa de antecedentes la documentación solicitada, las entrevistas, la calificación final como el orden de mérito. Finalmente, una vez que se aprueban las ternas en el plenario es remitido al Poder Ejecutivo.
Luego, el presidente de la Nación elige a uno de los ternados y vuelve a remitir su nombre -en general se votan muchas vacantes juntas- al Senado, y es éste el que tendrá la palabra final, porque se requiere su aprobación sobre cada pliego para cubrir los cargos. Cuando eso ocurre, el trámite vuelve al Poder Ejecutivo que es el responsable de publicar todo en el Boletín Oficial y eso da por concluido el extenso recorrido para cubrir una vacante.