En Caucete, los concejales opositores se cansaron de mirar cómo los proveedores esperan cobrar más que los hinchas de San Martín esperan mantenerse en primera, y vaya si los verdinegros tienen posibilidades ahora mismo. La intendente debe tanta guita que los números municipales están tan rojos que parecen hinchas de Independiente de los más fanáticos. Los expedientes, mientras tanto, hacen crossfit: van, vienen, suben, bajan… pero nunca llegan a destino.
Los proveedores, pobres, están atrapados en un loop administrativo: mandan la factura, esperan, vuelven a mandar, y al final sólo reciben promesas, como si la municipalidad fuera Tinder pero sin match.
Los concejales, hartos, ya pidieron que aparezca el secretario de Hacienda o la propia intendente a dar explicaciones, pero parece que el GPS de ambos está configurado en “ocultarse offline”. Y claro, como el municipio no genera un mango propio y vive de la caridad de la provincia, la caja está más vacía que heladera después de un asado.
Si no hay respuestas, la amenaza es clara: interpelación. O sea, que alguien se siente en la silla caliente y confiese que la plata no alcanza ni para comprar una docena de empanadas.

