De Vido no podrá volver a manejar ni la lista de compras; Roberto Baratta, su ladero de toda la vida, se llevó 3 años y medio de cana y la misma prohibición eterna, lo que significa que tampoco podrá firmar la libreta del almacén; y Nicolás Dromi, heredero de la cátedra “Cómo vivir del Estado sin despeinarse”, zafó con 3 años en suspenso, que es como decir: “te miramos de reojo, portate bien y no toques la caja registradora”. ¿El motivo? Pagaron más de 5,5 millones de dólares de más en operaciones de gas licuado, a empresas que parecían kioscos familiares de la familia Dromi: un festival de intermediarios sin informes técnicos ni justificativos, como si fueran mozos trayendo la cuenta con propina incluida aunque nadie la pidió. La Justicia concluyó que todo fue un fraude millonario con el toque mágico de la época: Zoom, audiencias virtuales y caras de póker detrás de la pantalla. En resumen: los muchachos que un día se creyeron dueños del gas, ahora se quedaron sin aire.
El Tribunal Oral Federal N°7 CERRO el buffet DE COMPRA de gas licuado con sobreprecio y repartió sentencias como si fueran churros calientes: Julio De Vido se ligó 4 años de prisión e inhabilitación perpetua

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