Marcelo Gallardo lleva un mes desde su regreso y River sigue sin encontrar juego. Otra vez, como la semana pasada ante Newell’s en el Monumental, igualó 0 a 0, esta vez en Avellaneda contra Independiente. Y así lleva cuatro empates consecutivos en la Liga Profesional. Pero al margen de la inquietud por alejarse de la cima (está décimo, a 9 puntos del líder Vélez) y de las posiciones de clasificación a la Copa Libertadores (en el quinto lugar, en zona de Sudamericana) en la tabla anual, la preocupación está en la (no) generación de fútbol.
De todos modos, el entrenador, como Lionel Scaloni en la publicidad de una bebida, eligió mirar el vaso medio lleno. “No quiero ser tan dramático con que no hemos ganado en el campeonato. Es raro porque no lo hemos podido hacer desde que llegué yo. Pero no todo es negativo, somos un equipo presente. Hemos corregido y mejorado”, afirmó el Muñeco en la conferencia de prensa posterior al clásico con Independiente.
Y agregó: “Veo una mejoría en el equipo, sobre todo físicamente. Desde que hemos asumido veo un equipo presente y que no hemos sufrido defensivamente. Armamos una estructura sólida defensiva que está bien y va a estar mejor». Igual, aclaró: “No estamos contentos. Que no se confunda”.
Gallardo había remarcado que necesitaba encontrar respuestas mentales, físicas y futbolísticas. Hasta el momento, la primera la encontró. Y no es menor. La segunda, por momentos está. En cambio, la tercera todavía no apareció. Y eso es lo que al técnico de River lo desvela. “Todavía nos falta vuelo futbolístico, necesitamos ganar”, reconoció. Y añadió: “Nosotros queremos ser un equipo con mucha más fluidez en el juego, sin entrar en el caos de que todo es urgente. Yo soy cauto y soy optimista para que ese equipo encuentre vuelo futbolístico porque tengo jugadores para hacerlo».
Claro que los tiene. Y los puso a casi todos en cancha. Pero ante Independiente ni Simón, ni Echeverri, ni Meza, ni Colidio, ni Lanzini ni Mastantuono pudieron darle generación de juego a River en el Libertadores de América ni tampoco un toque distinto. Es más: el que terminó intentando filtrar pases fue Nicolás Fonseca. Todo un síntoma. Aunque el problema no fue el uruguayo, que se la bancó, y hasta intentó filtrar él los pases, sino en los generadores de juego. Falló la creación y casi no hubo llegadas. Y si las hay, si no la mete Miguel Borja, no lo hace nadie.
Es ya alarmante la falta de gol en el equipo. En lo que va de la Liga, convirtió 15 (en 13 partidos) y apenas 2, a Huracán y Gimnasia (en 4 encuentro) fueron desde la llegada del Muñeco.
En cambio, en la otra parte del vaso, la del sector defensivo, Gallardo ya dio en la tecla. Hasta el momento, solo le convirtieron tres goles, dos de ellos (el otro en la Copa Libertadores) en la Liga y uno de ellos (contra Gimnasia) fue con una defensa suplentes.
Desde la línea de cuatro y desde un arco que prácticamente no es vencido pretende tomarse Gallardo para darle confianza y fuerza a su equipo.
Ahora, el Muñeco tendrá dos semanas de trabajo hasta el próximo partido contra Atlético Tucumán, por el parate de la doble jornada de Eliminatorias Sudamericanas. Y a partir de allí intentará empezar a encontrar algo de vuelo futbolístico. Como para que su equipo empiece a despegar.