El dicho popular que reza que ‘el tiempo lo cura todo’ aplicaría para la secuencia que se describirá a continuación sino hubiera pasado hace apenas una semana. Porque después de los picantes cruces y chicanas que tuvieron en el clásico sudamericano entre Argentina y Brasil, Rodrigo De Paul y Raphinha se reconciliaron de la mejor manera: cambiaron sus camisetas y se fundieron en un abrazo pese a que el mediocampista del Atlético de Madrid terminó frustrado por la eliminación a manos del Barcelona en las semifinales de la Copa del Rey.
El ‘Motorcito’ había sido uno de los que intentó bajar el fuego cruzado después de la previa picante que se generó a partir de las declaraciones que el extremo brasileño hizo en el programa del mito Romario, donde prometió dar «una paliza» a la Albiceleste «en el campo y fuera del campo si hace falta».
De Paul se expresó en la misma línea que el entrenador de la Selección Lionel Scaloni, quien apenas consumada la goleada histórica por 4 a 1 en el estadio Monumental, salió a disculpar a Raphinha. «Es un Brasil-Argentina y no hace falta hacer declaraciones para que el partido sea así. No fue por eso que jugamos así. Lo disculpo porque sé que no lo hizo a propósito, defiende a su equipo», explicó el DT campeón del mundo.
Unas horas más tarde, salió a la luz el gesto que el propio entrenador tuvo con el delantero brasileño: Scaloni lo esperó en el pasillo rumbo a los vestuarios del estadio Monumental y, lejos de las cámaras de la televisión, le brindó un cálido abrazo que sirvió para bajar la intensidad que se había respirado durante 90 minutos entre brasileños y argentinos, que incluyó también a los hinchas.
También Nicolás Tagliafico -post victoria en el Superclásico por las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026 donde le pegó una fuerte patada- había asegurado que el propio Raphinha les intentó explicar, en uno de los cruces que hubo dentro del campo de juego, que la traducción de sus palabras en el programa de Romario no habían sido del todo acertadas a lo que realmente había querido decir. Para ese entonces, de todas formas, la situación ya se había desvirtuado.
Pero este miércoles, la cuenta pareció haber quedado saldada. Es que Raphinha, en vez de ir a celebrar la importante clasificación del Barcelona a la final de la Copa del Rey donde enfrentará al Real Madrid, se quedó esperando para chocar las palmas primero con el DT Diego Pablo Simeone y después con el propio Rodrigo De Paul.
Ya antes de salir al campo de juego se habían juntado con todos sus compañeros alrededor y, abrazados, intercambiaron algunas palabras tapándose la boca con sus manos, para evitar las cámaras de televisión.
Y una vez finalizado el encuentro, volvieron al mismo sitio, el extremo brasileño saludó a De Paul, se abrazaron fraternalmente e intercambiaron las camisetas que habían utilizado un rato antes en el encuentro. En una época tan globalizada como la que vivimos, el intercambio rápidamente se viralizó. ¿Todo saldado?