Mientras para los peronistas Marcelo Orrego es como “Milei versión promo 2×1” —menos pelos, más pechera de traje—, para los libertarios es como ese amigo que te dice “yo voy a estar en la juntada” y aparece… con con las cervezas calientes. O sea: “impuro”, “a medias”, “Que si pero hasta ahí no mas…”. El político ideal para trending topic sobre cualquier tema.
Orrego, el héroe de esta telenovela argentina, aprovechó el Foro Iberoamericano de Garantías y Financiamiento —nombre rimbombante— para soltar una frase épica: “Hay que dejar atrás las divisiones”. Y todos pensamos: “¿Habla de política o de las divisiones de la heladera?”
Hasta ahora Orrego hizo campaña como influencer: muchas fotos, apretones de mano. Afiches por aquí, un posteo por allá… mientras su vicegobernador, los candidatos y algunos intendentes hacían el trabajo real. Orrego estaba en modo “gurú zen”: “Medito antes de hablar… y si hay micrófono, mejor”.
En Bariloche dio su discurso rodeado de un auditorio variado, como un menú de chino: había de todo. Sergio Ziliotto, Alberto Weretilneck, Ricardo Quintela, Carlos Sadir… y Esteban Lamothe, que probablemente llegó pensando que era un casting de actores muy malos para la próxima temporada de algo que le permita volver a morder del estado.
Orrego apareció como “el gobernador moderado” en un país que a veces quiere más drama que un capítulo de Game Of Thrones. Y hay que reconocerlo: juega políticamente como ese amigo que hace piedra-papel-tijera antes de decidir. Cada aparición suya es medida con precisión milimétrica, como quien prueba el café antes de servirlo… para evitar accidentes.
No odia al Estado como Milei, no lanza frases incendiarias, no se va a subir a un escenario a rapear sobre economía. Orrego es peronista de cuna, defensor de la justicia social… y con estilo reciclado: austeridad porque “no hay plata” (frase ya tatuada por Milei en su libreta de cabecera).
Entre repartir notebooks, boletos gratis y obras públicas, Orrego juega a ser el “Batman del ahorro”. El peronismo clásico lo mira y dice: “¿Vos solo terminás lo que empezaron Gioja y Uñac?”. Orrego responde con sonrisa de político profesional: “Claro… pero con descuento por temporada”.
En este tira y afloje, Orrego es para unos Milei y para otros “el rebelde que olvidó su libreta de instrucciones”. Y él, como buen político, responde… con política, café y una sonrisa.
Orrego sabe que la política no es solo ganar elecciones… es evitar quedar como el protagonista de un reality cancelado después del primer capítulo.

