Atención, atención, el circo político en San Juan tiene nueva función y estrella invitada: María Eugenia Raverta, la contorsionista oficial del PRO, que hace más giros que un trompo en día de viento.
Primero quiso mudarse a La Libertad Avanza, pero parece que el colchón amarillo tiene más resortes de los que pensaba, así que volvió a la casa… por ahora. O sea, que está en el PRO, pero “hasta tanto en no sé qué”. Traducción: está en el partido como el pariente que viene a la cena familiar y no sabe si se queda a dormir o se escapa a la madrugada.
Pero ojo, que no sólo vino de visita. No, no. María Eugenia quiere pelear la presidencia del PRO local. Sí, la presidencia. Como si fuera la final de Masterchef y el premio fuera un puesto que nadie sabe bien para qué sirve, pero que todos quieren.
En sus propias palabras: el PRO sanjuanino es un desierto sin oasis, sin figuras, sin estructura. En criollo, un baldío donde lo único que crece son las ganas de irse. Y muchos ya se fueron, unos para acá, otros para allá… y otros simplemente desaparecieron como el WiFi cuando más lo necesitás.
Raverta parece ser la salvadora en esta película que más parece una tragicomedia. Pero ojo, que tampoco asegura que vaya a pelear la interna. Está evaluando, pensando, meditando… básicamente está en “modo procrastinación política”.
Mientras tanto, el actual presidente Enzo Cornejo debe estar sudando frío y repasando estrategias como en un partido de truco. Porque Raverta no juega a medias: juega a dejarte con la duda hasta último momento, que es peor que perder 5 a 0.
En definitiva, el PRO en San Juan está más confundido que un GPS sin señal. Y Raverta, la reina del “sí pero no”, del “me quedo pero no sé”, está lista para darle un poco más de espectáculo a esta novela amarilla que promete más vueltas que una rueda de hamster.

