En el dramático escenario político sanjuanino, Florencia Peñaloza, la defensora del Pueblo (por ahora), está jugando al «paso de comedia». En diciembre del año pasado, la Legislatura la había ungido como la nueva defensora, pero parece que ahora se está planteando una salida triunfal de su puesto, tipo héroe que abandona la escena justo antes del gran final. Si Florencia decide no asumir, el siguiente en la lista es Federico Rizo, el bloquista que, más que ser un reemplazo, parece un suplente en una película de fútbol con guion incierto.
Claro, todo esto no sería tan divertido si no fuera por la política de «no me dejes perder una pieza» del PJ. Es como si estuvieran en un juego de ajedrez, pero en vez de reyes y torres, usan votos y bancas. Los estrategas del partido se han puesto en modo «llamadas secretas», tipo espías de película, con la misión de convencer a Peñaloza de dar un paso atrás y dejarle el cargo a un PJ que no quiere regalarle nada a los bloquistas. “¡Rizo no puede jugar en nuestro equipo, que se quede en su cancha!” deben decirse entre ellos, mientras miran el tablero y buscan la jugada ganadora.
Y, claro, como toda movida política tiene su precio, si Florencia se va, la Defensoría del Pueblo quedaría vacante, y todos sabemos que en política, cuando hay sillas vacías, alguien siempre está listo para sentarse. Y, en este caso, el oficialismo tiene mayoría en la Cámara, lo que significa que si el cargo se queda libre, podrían ocuparlo como quien se sienta en el sillón más cómodo de la casa. ¡Y ahí, sí que se armó el lío!
Es como un partido de fútbol donde la pelota está en todos lados y, al final, nadie sabe bien si el árbitro va a cobrar falta o gol. ¿Quién se lleva la copa? ¡Eso, queridos amigos, está por verse!