El penal de Chimbas volvió a quedar en la mira luego de que las fuerzas de seguridad destaparan una red criminal que operaba desde los pabellones como si estuvieran en libertad. Con un despliegue coordinado, la policía irrumpió en distintos puntos y dejó al descubierto cómo el narcotráfico había tejido contactos, movimientos de dinero y logística dentro de los muros del establecimiento.
El hallazgo dejó en evidencia la vulnerabilidad del sistema penitenciario y la capacidad de las bandas para organizarse desde la cárcel. El mensaje es claro: si no se corta de raíz este poder paralelo, los narcos seguirán manejando negocios y vidas desde su celda. Chimbas no puede transformarse en un centro de operaciones del crimen, tiene que recuperar su razón de ser: un lugar de castigo y rehabilitación, no de impunidad.”

