ROMA.- Aunque el domingo pasado, al final de la Misa de Ramos, apareció en relativo mejor estado, sin asistencia de oxígeno, mejor voz y más delgado, el papa Francisco, siguiendo la prescripción de sus médicos de “al menos dos meses de reposo y convalecencia” después de más de cinco semanas de internación, decidió que otros cardenales lo reemplacen en los primeros ritos de la Semana Santa. Pero, aunque en el Vaticano prefieren no hacer previsiones, todo el mundo espera su presencia para el domingo de Pascuas y demás momentos simbólicos de estos días.
La Sala de Prensa de la Santa Sede informó este martes que el Papa -de 88 años y que logró superar una neumonía que dos veces lo puso al borde de la muerte- decidió delegarle al cardenal italiano Domenico Calcagno, presidente emérito de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), la misa crismal del próximo jueves santo, que tendrá lugar a la mañana en la Basílica de San Pedro.
Al día siguiente, viernes santo, será el cardenal italiano Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, quien a las 17 presidirá la celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro. Unas horas más tarde, será el cardenal Baldo Reina, vicario de Roma, quien presidirá el tradicional Vía Crucis en el Coliseo romano, cuyas meditaciones fueron escritas por el papa Francisco, adelantó la Sala de Prensa, sin especificar si fueron preparadas antes o después de su dura hospitalización de 38 días en el Gemelli que marcó a fuego esta etapa de su pontificado.
Ya acostumbrada a las sorpresas del Papa, que la semana pasada imprevistamente hizo salidas desde su clausura en su casa de Santa Marta -el jueves fue a rezar a la Basílica de San Pedro y el sábado, a la Basílica de Santa María la Mayor-, la Sala de Prensa prefirió no hacer previsiones sobre qué pasará en los días siguientes con la Vigilia Pascual y la bendición “urbi et orbi”, a la ciudad y al mundo, del día de Pascuas. Se irá decidiendo de acuerdo con cómo está el tiempo a nivel meteorológico -el pronóstico de la Semana Santa en ese sentido no es auspicioso ya que se prevé lluvia- y cómo se siente el Papa, que ya demostró que quiere estar presente, aunque sea en forma limitada.
La bendición “urbi et orbi” sólo puede ser impartida por el Pontífice y se descuenta que, de algún modo y probablemente con bastante esfuerzo, la dará el papa Francisco. Aunque gracias a los ejercicios de rehabilitación ha mejorado en cuanto al uso de la voz, se descarta que pueda pronunciar el mensaje pascual -en el que suele hacer un repaso de la situación del mundo-, que seguramente será leído en su lugar por uno de sus máximos colaboradores.
No se excluye que el Papa, que ya desde sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires el Jueves Santo solía ir a lavarle los pies a enfermos en un hospital o a presos de alguna cárcel -gesto que repitió como Pontífice-, realice este rito que recuerda cuando Jesús les lavó los pies a los apóstoles en la última cena, en forma privada.
“El lavado de pies es una celebración privada del Papa y sigue siendo tal”, recordó Matteo Bruni, director de la Sala de Prensa, que no descartó que pueda hacer este rito en la capilla del segundo piso de Santa Marta en forma acotada. También se especula con que el Papa -a quien le recomendaron limitar sus contactos para evitar infecciones y recaídas-, para el lavado de pies pueda hacer una escapada al Monasterio Mater Ecclesiae el edificio donde solía vivir su predecesor, Benedicto XVI, papa emérito, en los Jardines Vaticanos, donde desde fines de 2023 se encuentran seis monjas benedictinas de clausura de la Abadía de Santa Escolástica de Victoria, a quien conoce bien y quien saludó el domingo pasado al final de la Misa de Ramos.
“Habrán notado que no necesitaba oxigeno el domingo pasado, evidentemente el estado de salud está en mejora, tanto del punto de vista motriz, respiratorio y en cuanto a la voz”, dijo Bruni en un encuentro con periodistas. “Hay tiempos más largos en los que logra estar sin oxígeno, como vimos la semana pasada y recibe asistencia de altos flujos sólo si necesita, de noche”, detalló.
Fiel reflejo de esta aceleración de la recuperación, basada en fisioterapia respiratoria y motora diaria, más ejercicios de rehabilitación de la voz, como ya se había adelantado la semana pasada, el Papa retomó, aunque en forma limitada, algunos encuentros de trabajo, recibiendo en su suite del segundo piso de Santa Marta a algunos superiores de la curia romana. “Con ellos puede hablar sin problemas, ya que una cosa es hablar en encuentros personales y otra cosa es hablar en público, en la Plaza, utilizando un micrófono”, explicaron.
En medio de las incógnitas de una Semana Santa seguramente distinta, no se descarta que el Papa pueda recibir brevemente o saludar al vicepresidente estadounidense, JD Vance, católico practicante que llegará a Roma para reunirse con Giorgia Meloni el viernes. Y que podría tener una audiencia con el máximo jefe de la Iglesia católica el sábado y participar el domingo de la misa de Pascuas.