Parece que la crisis no ha logrado secarnos la garganta: el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) informó que en febrero de 2025 la comercialización de vinos en el mercado interno aumentó un 6,1% con respecto al mismo mes del año pasado. En términos técnicos: la gente sigue eligiendo el «tinto terapéutico» y el «blanco balsámico» para sobrellevar el día a día.
Los vinos tintos, los clásicos compañeros de la política argentina (porque en todas las reuniones hay uno), crecieron un 4,3%. Los blancos, en cambio, sorprendieron con un 11,1%, confirmando que cada vez más argentinos se están volviendo expertos en maridajes o simplemente encontraron en el sauvignon blanc una manera elegante de olvidar la factura de la luz.
Si miramos el acumulado enero-febrero, la venta de vinos subió un 11,1%, lo que explica por qué tanta gente arranca marzo con el hígado en preaviso. Curiosamente, los tintos crecieron un 12%, mientras que los blancos bajaron un 1,7%. Se ve que en febrero muchos abandonaron la frescura y fueron directo al contenido alcohólico confiable del buen Malbec.
En cuanto a los envases, la botella sigue siendo la reina del brindis con un crecimiento del 9,3%. El tetra brik, el fiel compañero de asados y crisis económicas, creció un 6,3%. La damajuana, ese ícono del vino generoso, subió un 2,9%. Pero la estrella del mes fue el bag in box, que trepó un 29%… No sabemos si porque la gente se puso más gourmet o porque descubrieron que con esa caja se puede sobrevivir a un finde largo sin salir de casa.
En total, los argentinos despachamos 108.440.900 litros de vino en los primeros dos meses del año. Mientras el país sigue en terapia intensiva, el consumo de vino sigue en alza. ¿Será que estamos brindando para olvidar o festejando que todavía no nos cortaron el internet?