El concejal opositor Emanuel Castro no anduvo con vueltas: “Nos quedamos intranquilos. La intendenta negó todo, como si con decir ‘no debo nada’ se apagara la deuda, tipo interruptor de baño”. Según Castro, el EPRE sacó dos resoluciones —una en diciembre y otra la semana pasada— que dejan clarito el desfalco eléctrico. Deuda hay, y mucha. No es una sensación térmica, es un hecho con papeles.
Durante la interpelación, la intendenta sacó un as de la manga: un informe hecho por su propio equipo. Lástima que el EPRE lo desestimó, DECSA tampoco lo avaló, y ella igual lo defendió como si fuera la Constitución. Dijo que va a ir a la Justicia con esos datos. ¿Y si también lleva una factura de Cablevisión y un horóscopo? Total, ya que estamos…
Pero lo mejor (o peor): cuando le preguntaron cómo y por qué dejaron de pagar, no supo qué contestar. Y tampoco explicó cómo esta deuda permaneció tan tapada durante tanto tiempo. Claro, justo cuando el interventor de DECSA era del mismo color político que ella, nadie decía nada. Pero cambió el color y, ¡zas!, apareció el pozo. No de agua, sino de millones.
Castro avisó que van a seguir los pasos institucionales, pero ya se preparan para presentar la denuncia en el Tribunal de Cuentas. También van a dejar constancia de que desde mediados del año pasado el municipio no entrega balances al Concejo. ¿Transparencia? Apenas si llega la luz. Y si llega, hay que agradecerle al generador del vecino.