Podría decirse que a una semana de la finalización de los Juegos Olímpicos, Imane Khelif dejó de pelear y pudo disfrutar. Es que, desde el minuto cero, la aparición de la boxeadora argelina en París 2024 generó críticas y escarnio público. Su avance en el torneo hasta la medalla dorada no hizo más que profundizar la tendencia, obligó al COI a emitir un comunicado para explicar por qué se permitió su participación y destapó la puja de poder con la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), un organismo vinculado a Rusia, que había descalificado a la deportista de su propio Mundial 2023 debido a «elevados niveles de testosterona que no cumplían los criterios de elegibilidad»
Después de los Juegos, lo primero que hizo Khelif fue demandar a todos los que la injuriaron. ¿Lo segundo? Se tomó un tiempo para ella y pasó por el salón de belleza.
«Para conseguir su medalla no tuvo tiempo que perder en salones de belleza o compras. Ella nunca sintió la necesidad de ajustarse a esos estándares para demostrar su existencia», escribieron desde el centro de estética, Beauty Code.
Aseguraron haber elegido a Imane por convertirse en un ícono para toda una generación del país africano. Y la compararon con Hassiba Boulmerka, la atleta que desafió al islamismo y corrió en pantalones cortos en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Desde entonces, ella también vivió un calvario y hasta recibió amenazas de muerte.
«Para nosotros, ella es una estrella, una favorita de todos los tiempos. Desde Hassiba Boulmerka, ícono de mi generación, ninguna deportista, tan bella como una mujer, tan radiante como una amazona de Auras, había despertado tanta polémica como ella», siguieron.
«Imane no buscó cambiar su apariencia para encajar en los moldes en los que el mundo quiere atraparnos. Su mensaje es mucho más profundo: la vestimenta no hace al monje y la apariencia no revela la esencia de una persona. Puede ser femenina y elegante cuando quiere, pero sobre el ring no necesita adornos ni tacones altos. Sólo necesita estrategia, fuerza y pegada, que es la esencia de su personalidad», completó la publicación del centro de estética.
Después, se acordaron de Angela Carini, la italiana que puso en el centro de la escena a Imane. «Así como el bigote no define al hombre, los escarabajos también lo tienen, así los vestidos, las extensiones y el maquillaje no definen a la mujer. No todas las pistas son lugar para atletas verdaderos y apasionados como Imane Khelif. La italiana nos ha demostrado que incluso aquellos que lloran en los patios de la escuela, aquellos que inventan mentiras para robar la comida ajena, pueden terminar en el ring».