«Estamos con el conteo fino pero en principio llegaríamos a los números para evitar que caiga el veto» de la ley de financiamiento universitario, se ilusionaba esta tarde un funcionario con despacho en Casa Rosada al hacer referencia a las negociaciones del oficialismo de último momento para intentar blindar el decreto de Javier Milei y, a la postre, confirmar que pese a la relación oscilante con el PRO y otros bloques «aliados», aún conserva poder de fuego para reunir el «tercio salvador» de la Cámara de Diputados que le permita aventar cualquier intentona opositora que ponga en riesgo la gobernabilidad.
Luego de reunir a su mesa política como todos los martes, el Presidente celebró las buenas noticias económicas y cruzó a pie al Palacio de Hacienda para almorzar con el ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo y su equipo. Si bien el mandatario permanece alejado de las negociaciones que timonea Martín Menem en el Parlamento y de la febril comunicación entre funcionarios y diputados de distintos espacios, escuchó un repaso de la agenda política, que incluye a esta nueva «novela» por el veto a una ley que -según la argumentación oficial- comprometería el equilibrio de las cuentas públicas.
En tan solo 48 horas, en los hechos, el Gobierno pasó de la preocupación por la casi segura caída del veto presidencial al optimismo por su blindaje. «Estamos cerca pero igual esto es voto a voto», era a frase que resonaba este martes por los pasillos de Balcarce 50. Mermó, en este sentido, la amenaza oficial de recurrir la mentada ley en la Justicia para así obturar su aplicación.
El cambio de ánimo se explica por el salvataje que le prodigó el PRO desde el fin de semana luego de la reunión entre Mauricio Macri y del asesor Santiago Caputo. Pesó otra vez la muñeca del jefe de la bancada del partido amarillo, Cristian Ritondo, otro que pasó a última hora del viernes por Balcarce 50.
Antes de viajar a Córdoba para cerrar el 16° Coloquio Industrial en el Centro de Convenciones La Docta, Guillermo Francos recibió al flamante bloque de senadores cercanos a la Rosada que comandan el salteño Juan Carlos Romero y el correntino «Camau» Espínola. En la jefatura de Gabinete destacan que allí sólo se debatió el futuro de la agenda legislativa. Otro correntino, el diputado libertario Lisandro Almirón, se reunió con el movedizo «Lule» Menem.
El Gobierno celebra que los dos tercios que aparecieron en algunas leyes clave o para bajar el DNU de fondos de la SIDE se disipe, en principio, en ambas cámaras del Congreso. Necesita ahuyentar el fantasma del juicio político. Macri, con su respaldo condicionado, tampoco desea pegarse a esa eventual mayoría.
De hecho, los diputados del PRO celebraron la actitud del Ejecutivo en la reunión del lunes en la sede de la cartera educativa con los gremios universitarios. «Valoramos que el Gobierno haya atendido el pedido de nuestro bloque y haya mejorado la propuesta a los docentes e incluido la Garantía Salarial», indicaron al hacer referencia al establecimiento de este monto mínimo que, desde julio de este año, asciende a $420 mil y se aplicará de forma retroactiva.
Una de las estrategias que estaría negociando el Ejecutivo es el faltazo durante la sesión de este miércoles de los diputados que responden a los gobernadores «dialoguistas«. Como siempre ninguno fue tan solícito como el tucumano Osvaldo Jaldo. El ex jefe de bloque libertario Oscar Zago, ahora en el MID, avisó que podría regresar de España si era necesario.
Envalentonados por el diálogo político que reapareció, a último momento, para blindar el veto, uno de los colaboradores preferidos del Presidente llevó el poroteo a la Cámara Alta, donde se define la suerte de los pliegos de Ariel Lijo y de Manuel García Mansilla a la Corte Suprema. Ese improvisado conteo da cuenta que el juez de Comodoro Py estaría a un voto de convertirse en supremo y el académico, a sólo dos. En la oposición, con todo, lo consideran un cálculo demasiado optimista.
