El Gobierno de Javier Milei designó este jueves a Julia Cordero como titular de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). De esta manera, la gestión libertaria ratificó al frente del organismo a la funcionaria que estuvo a cargo de la intervención que se extendió por 180 días y dispuso un plan «motosierra» con una fuerte reducción de cargos y hasta subastas de aeronaves.
«Luego de los 180 días establecidos por el Gobierno Nacional, concluyó la intervención de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), la autoridad encargada de fiscalizar y controlar la actividad aérea civil en Argentina. A través del Administradora Nacional, quien cumplía hasta hoy el rol de interventora», señala el comunicado que dio a conocer la Secretaría de Transporte, que depende de la cartera económica que conduce Luis Caputo.
Al dar cuenta del final de la intervención que había comenzado el 12 de julio pasado, el Gobierno destacó que «los avances logrados en la reorganización, ordenamiento y desburocratización de la ANAC durante la intervención fueron fundamentales para la nueva designación de María Julia Cordero, con el mandato de consolidar los logros obtenidos hasta ahora, enfocándose en la eficiencia de la autoridad aeronáutica y en el fortalecimiento de su funcionamiento».
En ese sentido, el comunicado de Transporte señala que se «avanzó en la reestructuración del organismo, que incluyó la reducción de casi 100 contratos de personal y la readecuación de sus áreas. Este proceso contempla la eliminación del 40% de los cargos jerárquicos y la supresión de 10 direcciones y 32 departamentos«.
También comenzó un plan de subasta de 14 aeronaves no utilizadas o cedidas, con un valor aproximado de un millón de dólares.
Hasta el momento de asumir como interventora, Cordero se había desempañado como asesora del subsecretario de Transporte Aéreo, Hernán Gómez.
Junto a la intervención del organismo, el Gobierno había publicado en el Boletín Oficial el decreto 599, con la reglamentación del nuevo Código Aeronáutico, el reglamento de acceso a los mercados aerocomerciales y los acuerdos de cooperación entre líneas aéreas, bajo el criterio general de una política de “cielos abiertos”.
La ANAC tiene a su cargo funciones sensibles como el otorgamiento de licencias a las empresas, la evaluación de sus aeronaves y de los aeródromos, la aeronavegabilidad de las empresas, investigación de accidentes y servicios de navegación aérea, entre otros ítem.
Cordero llegó a la intervención de la ANAC bajo un fuego cruzado: entidades externas como la Organización Mundial para la Aviación Civil (OACI) y la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) habían cuestionado el rigor e idoneidad con que se manejaban los temas aeronáuticos en la Argentina.