Benjamin Ferencz fue el fiscal más joven en el histórico proceso de Nüremberg que sentó en el banquillo a los jerarcas nazis responsables del Holocausto. Impulsor de un sistema de justicia penal internacional, sus esfuerzos se vieron coronados en 1998 con la creación de la Corte Penal Internacional, en La Haya. A lo largo de su vida, Ferencz luchó por la justicia y la humanidad, alertando sobre el riesgo de que la misma mentalidad cruel que hizo posible el Holocausto podría algún día destruir a la Humanidad.